Lo que hemos perdido y ganado con el paso del tiempo...
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I here your voice, nears a sound
Walking through this desert
Which is this town.
Going goes all around
Deep in your future
Cheers me up when comes home.
From the air takes ground
While it moves
Quiet coming down.
Let dance the Swan Lake song
Picking tenderly our broken soul.
No more tears, they are gone,
Cause will always get your touch.
Purple, red, anyone's hot
And fastly takes me away
Without stopping run
To get back into our Wonderworld
With a smothy wishper
climbing rainbow above.
«Déjame ser la persona
Que por ti beba los vientos,
Que por tu nariz se cuele
Por ser tu único sustento.
Ábreme esa tu ventana,
Será nuestra puerta al cielo
Donde podremos levantar
La rampa hacia los sueños.
Eso me gustaría ser,
Para envolver tu cuerpo
En días de abrasante
Calor que rompe el silencio.
Eso me gustaría ser,
Silicio que huela a viento.»
Desconoces qué sucede mientras duermes. Todo oscuro, el ojo incauto del amor se escora en el rincón más oculto de tu habitación. Fija la mirada en esa percha suya, ese porte majestuoso, estoico por no decir, a la vez que esgrime con volátil paso su acrobático y estético porvenir.
Sí, helo ahí: discreto, esbelto, dispuesto a lucir su orgullo regio al tiempo que el blazer de turno cubre y almidona, con gracia, tan tonificada y esquemática desnudez. ¡Bella madurez!
Su dureza de músculos pronto se aviene de una vela a la luz tenue, cuya sombra —prosopopeya de unos zapatos con perneras— juega a proyectarse en los cueros de una cercana pared...
Despierta el día. No ves a nadie salvo su evaporada esencia, mas tus labios aún recuerdan trasnochados los suyos, cuando en eternizadas horas, incendiarias e indecentes, te entregaba en volandas cierta llave contra aquella misma pared...
«Los días se quedan cortos.
Las noches se eternizan, en contra,
Al evocar la mente su recuerdo,
El cual, como quemarme los dedos
En el fragor de su pecho se me hace,
A no ser que la Vida se apiade
Y acabe dándonos un vuelco,
Transforme movedizas arenas
En sólida ceniza
De la que ese amor resurja,
Desatadas sus cadenas
Que, a fuego, subyugan.
¡Hágase el rearme del deseo
Que en nada difiere del desarme
De los cuerpos
En pos de su incunable camafeo!»
¡Hola, amiga mía! ¿Qué tal estás?
¿Me aceptarías un regalo?
Deja que te traiga un tango
Del cual nunca te vas a olvidar,
Que tengo yo en tensa cuerda,
De notas ebrio el acordeón
Y mil quinientas vueltas de tacón
Para una trenza armar con tus piernas.
Y las mías, que se dejan llevar
Al son de tu espléndida figura
De esbelta y grácil garza zancuda
En su propio estanque celestial.
Mi cabeza por ti se gobierna:
Mis gestos se entregan con devoción
En una danza que hace el amor
Con cada giro de tu silueta.
🌹
Desde el batiscafo que soy
Me sumerjo en tus aguas
De serenidad profunda
Cuyas coordenadas fijan mi radar,
Dejándome por ellas guiar
Hacia el latido de tu tierra,
Llanura abisal fecunda
Donde arrellanarme en tu marea.
Pocas parecen veinte mil leguas
Embebidas en tu alma conspicua
—A la cual me hice ya asidua—,
Si contigo siempre es hoy.
Arquitecta quise ser
Para proyectarte un cielo a medida.
Economista,
Para engrosar tu haber con mi vida.
Guardaespaldas,
Para velar tu sueño a escondidas.
Filósofa,
Y así al Amor sacarle nuevas teorías.
Hasta piloto quise ser
E iniciar un vuelo para que el viento nos persiga.
Por qué no alfarera,
Y moldear tu piel con prosa, sin prisa.
O jardinera,
Para avivar las primaveras tardías.
Historiadora,
Y registrar tus hazañas con gallardía.
Mística también,
Canal de inverosímiles profecías.
Paisajista,
Para al horizonte extenderle sus millas.
Locutora de radio,
Y en tu oído jugar a qué quieres que te diga.
Y escritora, escultora
Y un largo etcétera para quedarme con una...
Insólita, simple, concisa:
¡Rehén!
Para en tus brazos permanecer cautiva.
En mi minuta
Primero queda registrado
Tu nombre,
Entre abrazos, risas,
Caricias y llantos,
Ósculos memorables,
Prolongados, profundos,
De persuasivos acordes
Que acompañan y mecen
A dos seres ahítos de licores,
De regaliz emanados, destilados
En el fragor de vibrantes sábanas.
Registra mi minuta
A ciertos desaciertos,
Venturas y desventuras
De esas noches blancas
Entre farolillos de alfajor
Y muñecos de resorte.
Protagonistas consortes
De espectáculos de variedades,
Donde por mancias o embrujos
Y toda suerte de hechizos,
A ambos,
La naturaleza trastocan y cambian,
Cual vino: de rosado a tinto,
Hasta perder el sentido,
La marcha y el ritmo.
Dos títeres en sí mismos,
Presas de un corazón prohibido.
Una historia que te obligará a pensar diferente para desenmascarar al autor de más de veinte años de terror en las calles.
Matarte a besos
Para a inocuos mordiscos comerte.
El silencio fenece
Para a la total entrega dar paso.
Contarte al oído
Que nos hemos tenido y tenemos siempre...
Una aproximación
A experienciar el infinito enamorados,
Donde me lleva... sin regreso
Tu imantada pasión
Cual inercial elíptica entre dos astros.
Pareciste por un día derramarte de mi mente
Cual lágrima tardía del deshielo de las nieves
Anunciando, de la viva primavera, su venida.
Allí estabas por un día; al siguiente, tierra baldía
En la que se abre camino un lecho fingiendo ser tu pecho
Y, sin embargo, tras de sí, va dejando el pulso de tus latidos.
¡No, no por favor, que no me ahoguen en desértica sima!
Conscientes de no tomar más de lo que puedan dar,
Se dispongan a colmarla de un amor octogenario
Al que le de por vivir sin permiso de su amo...
Un instante por un día.
Abrasas con la pasión de tu fuego.
Me vistes con tu desnudez.
Escalas montañas para bajar el cielo
Del que extraes su dulce miel
Que conviertes en coqueto caramelo.
Conjunción de estrellas es tu pelo.
Conjunción que en ningún otro sitio podré ver
Como astronauta del deseo,
Que por misión tiene alunizar en tu piel...
¿Es éste el secreto del querer?
Muéstrame tus sombras para, con las mías, de luz irradiarlas.
Déjame ver tu horizonte para reorientar mi norte hacia nuevas metas.
Préstame tus aparejos, navegante para, sin yerros, conquistar tus mares.
Permítete apagar tus días pues, sólo así, podremos encender mis noches.
Revélame tus sueños para, juntos, poder construir nuevas realidades.
Enséñame tus caminos para desvanecer sus fronteras marcando otro rumbo.
Tócame tu tierna música y así poder yo reinventar sus bemoles.
Dame a catar tus sabores, colores donde sumergirme en nuestro amazónico río.
Cuéntame un cuento en el que sea tu voz de terciopelo la que acaricie mi espíritu.
Sólo una sonrisa tuya y... ¿para qué quiero yo las medias lunas?