25 febrero 2022

Azarosa mariposa





«Entre una rosa y un clavel su majestad escoja», dijo un magnífico con cierta mofa. Eres de mis ojos la inocente y azarosa mariposa, que inunda sin querer de magia este vientre que es endeble Babel ¿capaz de conjugar el verbo amar y poder ser tu eterno cascabel?

24 febrero 2022

Tu musa





Desde el día en que nací, sueño con atracar mi velero errante en la orilla de tu piel cetrina. Culmina y sella con tinta carmesí ese poema prometido, que por desafueros y desventuras, se guardó para adentro aquello de que, pasara lo que pasase, yo sería tu musa.

22 febrero 2022

¡Benditas horas extras!






Era inevitable. Parecía mentira que hubiera transcurrido un año. De nuevo febrero y las «plumas de Cupido» parecían ser ubicuas... para mi fastidio. Aún su cara de espanto perduraba en mi memoria, incluso me asaltaba en la ducha o mientras me afeitaba. No era de extrañar que lo dejáramos, y de qué manera. Ni siquiera ella tenía la culpa. Simplemente, me pilló desprevenido. Parecía nuevo en esto. Qué remedio; el mal estaba hecho. Tenía que cumplir... con mi deber. Y dejémoslo ahí, al menos de momento.
Llevaba trescientos sesenta y cinco días en régimen de semireclusión domiciliaria hasta que me auto otorgara la «condicional» o recibiera otro encargo. Con solo pensarlo me dan arcadas y siento un arpón clavado en el corazón, atravesándolo de aurícula derecha a ventrículo izquierdo.

Maldigo el día en que todo sucedió. Fue rápido, sin vuelta atrás ni palabras de más. Estaba claro que con un trabajo así, sería imposible llevar una vida normal:

Las diez de la noche. Me planté en la oficina de su jefe con el sigilo que me caracteriza. Conocía los puntos ciegos, así que las cámaras de vigilancia fueron el menor de mis problemas. Despejado. Únicos testigos: el mobiliario y una impresora. El silenciador hizo el resto. La nuca del sujeto comenzó a sangrar y se desinfló cual globo. Un objetivo menos en la lista y por el que me pagarían un buen pellizco: era un pez gordo de la Calabresa. Fantaseé con la idea hasta que una voz a mi espalda me hizo bajar de las nubes: mi entonces novia; horas extras, y a buenas horas para mí. Se disponía a llamar a la policía, pero mi destreza fue más veloz.

Continúo en busca y captura a día de hoy, pero con otro encargo que me da de comer.

20 febrero 2022

¿De verdad que hice eso?





—¿Me podrías explicar de qué va todo esto? Porque no sé de qué me hablas, Tina.

—¿Te estás quedando conmigo? ¿No te acuerdas de esa noche y del espectáculo que montaste, Nadia?

—¿Yo? ¿Espectáculo? Creo que te confundes de persona. ¿Tan barriobajera te parezco? Pues siento desilusionarte, pero desde luego que no pertenezco a ese club tan selecto.

—¿Es cosa mía o de un tiempo a esta parte te has vuelto una cínica de libro? ¡Vamos, Nadia! Todo el mundo sigue recordando el bochorno que nos hiciste pasar. Fue lamentable por tu parte; totalmente en contra de la imagen tan formal y correcta que transmites en la oficina…

—Para el carro, Tina. ¡¿Ahora te las das de moralista…?!

—Pues deja que te refresque un poco la memoria, que evidentemente padece amnesia selectiva. Sí, Nadia, y no me pongas cara de estar escuchando una conferencia en chino mandarín.

—Tampoco me tomes por imbécil. No seas oportunista…

—¿Recuerdas la pasada cena de empresa? Estábamos todos salvo tú; nuestro jefe, de los nervios. Llegaste la última. Te presentaste en el restaurante como si fueras una estrella del Rock, engalanada con un más que sugerente abrigo de visión y con gafas de sol aun siendo de noche. Pero no fue tanto el abrigo el centro de atención, sino lo que había debajo: te lo desabrochaste y comprobamos con pudor cómo de bien contrastaban tus tacones de aguja negros con tu desnudez. Si era esa tu forma de declararte, lo llevas claro.

—¿Cómo? ¿En la cena? ¿De verdad que hice eso?




Terminado el descanso…

—Nadia, te estaba buscando. ¿Podrías venir a mi despacho?

Ya dentro:

—Usted dirá.

—¿Qué tal si quedamos esta noche? Y, por favor, ponte un calzado menos sofisticado, no vayas a abrirte la crisma otra vez.