Gota indecisa, ruedas al borde del desamparo.
Sé tú
El ujier que mantenga
Esa puerta abierta
A un refugio, siempre
Que haya ausencia de luz.
Sé tú
El amparo de esos hombros
Caídos, no al olvido, sí al conflicto
De nadie más, salvo consigo mismos
En una noche de negra luna que tiende a azul.
Sé tú
Quien descorra y corra el visillo
Para dar paso a la aurora,
Inspiración que en ti germina
Y hace de tu alma ese jardín que tanto buscas
Con certero acierto o al tuntún.
Sé tú.
Sólo tú,
Pues la imprenta fue el mayor invento
—Y el mejor copista—
De la historia: la de todos.
Pero, la tuya, la inventas tú.
Ya era de noche.
Ahora vuelve a serlo
Y me doy cuenta
¡De que era un molino de viento!
Cáscara de nuez
Lanzada mar adentro
En mitad del revuelo
De oscuras voces
De, tal vez, su corte.
Pléyade gritando fuerte
Que no olvide de dónde...
De dónde viene.
Pues ¿cómo volver
De donde nunca saliste?
Ya era de noche.
Ahora vuelve a serlo
Para volver, sí,
A arder por dentro...
Me pregunto
Muchas veces
Dónde estará
Esa ciudad
Detenida
En el recuerdo.
Impasible,
Invulnerable,
Al temible devenir del tiempo...
Ciudad a la deriva
O... tal vez, no,
Siendo ilusión,
Mero reflejo
Asomado al Douro.
Ciudad de viajeros,
Viajeros de anhelos,
Donde reposan
Su sueño bohemio
En su efluvio:
Efluvio del Duero.
[…]
¿Embriaguez del Oporto?
Embriaguez... del Oporto.
¿Nos embarcamos en esta travesía... a la gallega?
Porque todo un mar de sabores, nos aguarda.
¡Sólo en Recetas con Retórica!
👇👇👇👇👇
👇👇👇👇👇
A color (Tapa dura/blanda):
Edición tapa dura/eBook – Bubok
👇👇👇👇👇
En blanco y negro (Tapa dura/blanda):
Edición tapa blanda/eBook – Bubok
A nadie en particular,
Pero a todo el mundo en concreto,
Va ese silente grito:
Uno, por cada bala
Abriéndose paso en el cuerpo de un niño.
Otro, por cada boca
Que deja los buenos días
Para embriagarse de noches eternas,
Frías y segadas con guadaña
En tiempo de cosecha, ya de por sí, malograda.
Y otro más, que no encuentra fecha
Para dejar las flechas de la discordia,
Absurdas ferias del horror televisado,
Sin pudor ni reparo.
Humor malsano
Y disfraz perfecto de entretenimiento macabro.
Y yo pregunto a ese Genio angelado
Que huyó, sin más, por espanto
¡¿Hasta cuándo tanto...
Tanto nihilismo que nos tiene maniatados?!
A todo el mundo en concreto
Y a nadie en particular,
Pedir un ridículo favor:
Mirar desde tus adentros al monstruo;
No mires para otro lado.
¡Acertaste!
¡Recetas con Retórica!
Una carta con la que tendrás más que buen provecho.
Te sacará los colores o te dejará en blanco y negro.
👇👇👇👇👇
A color (Tapa dura/blanda):
O
👇👇👇👇👇
En blanco y negro (Tapa dura/blanda):
👇👇👇👇👇
Pobre de ti, Estatua de Sal
Que, sin querer, ves la vida pasar.
Ves pasar hasta a una perdiz,
Nerviosa por que a sus polluelos
Les crece, en lugar de pico, una nariz.
Y de tan quieta que estás,
Cuida que no te salgan orzuelos,
No sea que, por ojos, luzcas su cicatriz
De tanto mirar al infinito,
Donde crees que perdiste tu libertad
Casi como monje capuchino.
Eres forja de nueva episteme
Con tus soledades por palmeras,
Cubriéndote las espaldas
—En prevención— por si te pierdes
Donde los silencios siembran sus rosas,
Silvestres entre cumbres borrascosas
Recelosas del saber alumbrarte.
Y dan caza a tus aves imaginarias
Entre crótalos y añagazas.
A despertar de eternas duermevelas
Te invito en la ausencia perenne:
Solsticio en Luna Nueva.
El canto de la lluvia
Con sus ojos, me guiña,
Y espía en la noche oscura
Que, cruda, en su charco ahogo
Todo vestigio de mala vida.
Taciturna, cae
Para que yo
Me levante
Y bañe como Dios
Cuando da a comer
Manzanas maduras.
¿Maduras o, quizá, podridas?
Un tierno mordisco a su crápula pulpa
Y...
¡Adiós, mundo; bien hallado sueño eremita!
Canto de la lluvia, tu justicia... me bascula.
.
Vuela, vuela amigo, vuela
Sobre esquejes de pimienta.
Corre, corre amigo, corre
Y deja atrás toda amarga espuela.
Ríe, ríe amigo, ríe
¿Quién dio nombre a la vergüenza?
Come, come amigo, come
No vaya a ser que un día no puedas.
Bebe, bebe amigo, bebe
De un manantial su pureza.
Y sueña, sueña amigo, sueña
Con que soñando se quede la guerra.
Gritos de voz quebradiza
En famélicos vestigios de ardua guerra
De aguerridos valientes
Cuyos dientes, si cabe, ya rechinan.
Y con chinas del sendero, los pobres, ya tropiezan.
Bostezan del cansancio los más,
Mientras sus masas óseas
Erigen futuros columbarios
Que varios ya transforman en dólmenes idolatrados.
¿E ilustrados?
Pues en medio de tanto magistrado
Habrá alguno que pise con pies descalzos.
Ah, si fuese, si fuese siempre.
(Verso original del poema
PESO DE LAS SUAVIDADES,
de José Domínguez Hoyos.
*Aplicada una ligera modificación aquí.
Con el alma entre brasas
Ese Faquir se escapa
Y por el vaho de los anhelos
Se va dejando envolver
Para a tiempo llegar
A su ansiado amanecer.
Y tiempo es, tal vez,
Lo que cree que le falta
Aunque...
En verdad, y más bien, le sobre.
¡Ay de ese Faquir, ay pobre!
¡Cómo siempre se autoengaña,
Tomando al trigo por cizaña
Cambiando bronce por cobre!
Ah, si no fuese, si no fuese siempre.
Luna nueva en el Sol
Arraiga en las nubes,
Va ahí sin solicitudes,
En mutua virtud su amor.
¿Adónde vas, por qué huyes?
¡Muéstrate en todo tu ardor
Y coloréate en tu arrebol
Mientras restas latitudes!
Tu haz clávame en el pecho
Para que inserto quede
Tu pálido deseo:
Ser bello satélite
Que trasciende el recuerdo...
¡Que vive y nunca muere!