Gritos de voz quebradiza
En famélicos vestigios de ardua guerra
De aguerridos valientes
Cuyos dientes, si cabe, ya rechinan.
Y con chinas del sendero, los pobres, ya tropiezan.
Bostezan del cansancio los más,
Mientras sus masas óseas
Erigen futuros columbarios
Que varios ya transforman en dólmenes idolatrados.
¿E ilustrados?
Pues en medio de tanto magistrado
Habrá alguno que pise con pies descalzos.