Que me ilumine su brillo
Mientras sea el anhelo mi suelo
En un tiempo donde el mensaje
—Profundo—
Se diluye en historias sin argumento.
Donde el placer efímero
Se ha vuelto moda de los necios,
Donde el corazón improductivo,
Pronto es tenido por cacharro viejo.
Sin cero el consuelo, a la izquierda
Hace sus números,
Por marcar siquiera una nimia diferencia
Que amortigüe su anunciada y forzada
Caída.
A la que le sigue el ritmo la del pelo,
Pues la presión se agranda
Cuando se le antoja a cualquiera
Sacar los pies del tiesto,
Dejando por migas, como las del Cuento
—Y temblando—
Sus dedos.
¿Y qué tocarán, qué tocarán éstos,
Sino ese mismo suelo sembrado de anhelos,
Anhelos donde
El Mensaje,
Lo Profundo
—De una vez—
Recupere sus sublimes fueros?
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