El mundo entero duerme en su silencio,
y alza esa calma tímida bandera;
parece firme, en nada se acelera,
siempre a la espera, atento, a cualquier precio.
¿Atento a los vanos triunfos del necio,
e impasible al tornarse éste en fiera?
¿Podrá algún soplo, luz o magia austera
borrar la inhumanidad que hoy presencio?
No hay llaga más atroz que la indiferencia,
ni parodia más cruel que la caridad
cuando se adorna con fingida esencia;
ni enemigo peor que la propiedad
del falso amigo, cuya diligencia
lleva a su hermano a su misma indignidad.

