16 octubre 2014

Humildad

 






 

Mil delirios de grandeza
vienen a mí con presteza;
mas duran tan sólo un segundo,
tiempo justo hasta que me hundo
en amarga y honda tristeza
tras saberme en medio de tanta vileza,
la cual tapiza a este mundo
cubriéndolo de dolos tan profundos.

Tanto lo son éstos, que con dolor y aspereza
se enfrenta uno a ceder, sin saberlo, su más humilde riqueza.

Será la Providencia quien elija al que baje al inframundo,
¿lleno de merecida condena?
Pues ésta, aplicada no fue al que pan quitó al moribundo.
Hablando con franqueza
de tan absurda fiereza,
sólo cabe esperar a que Reyes, Infantas y Condesas
acaben saldando su abundo
con la más apremiante viveza.




1 comentario:

  1. Este es el primero de los tres poemas que conforman lo que yo llamo "La Tríada". Y como bien digo en el título del blog: "No sólo es poesía; quien lea entienda"...

    ResponderEliminar