El Sol de Mayo y su miel,
que juntos lamen e irradian la piel
con un suave y cálido brillo
con un suave y cálido brillo
y escurriéndose cual hiel,
dejan paso al seco estío,
estío que
estío que
se aferra y
aprieta a
su presa,
cual áspid a su infiel.
Y llegando con supremo esfuerzo,
harto ya de suspiros sin aliento,
cabalgando va el Otoño
(cual corcel)
hacia llanuras henchidas
de lágrimas secas,
a una arboleda,
que plañe
en lo más hondo de su mies.
aprieta a
su presa,
cual áspid a su infiel.
Y llegando con supremo esfuerzo,
harto ya de suspiros sin aliento,
cabalgando va el Otoño
(cual corcel)
hacia llanuras henchidas
de lágrimas secas,
a una arboleda,
que plañe
en lo más hondo de su mies.
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