Gota indecisa, ruedas al borde del desamparo.
¿Y si una receta pudiera contar una historia? ¿Y si cocinar fuera también resistir, amar, sanar?
RECETAS CON RETÓRICA es un libro único: mezcla prosa poética, ironía y crítica social con los ingredientes de la vida cotidiana. Anastasia Sopale cocina relatos que alimentan el alma y despiertan el pensamiento. Cada menú es un viaje emocional, cada plato un espejo de nuestra condición humana.
Sé tú
El ujier que mantenga
Esa puerta abierta
A un refugio, siempre
Que haya ausencia de luz.
Sé tú
El amparo de esos hombros
Caídos, no al olvido, sí al conflicto
De nadie más, salvo consigo mismos
En una noche de negra luna que tiende a azul.
Sé tú
Quien descorra y corra el visillo
Para dar paso a la aurora,
Inspiración que en ti germina
Y hace de tu alma ese jardín que tanto buscas
Con certero acierto o al tuntún.
Sé tú.
Sólo tú,
Pues la imprenta fue el mayor invento
—Y el mejor copista—
De la historia: la de todos.
Pero, la tuya, la inventas tú.
Hablar de Federico García Lorca es hablar de dualidad. E, irremediablemente, hacerlo de ésta es internarse ya no en un mar, sino un océano de contrastes. No tanto en el sentido más estricto de la competitividad, pero sí en el de la búsqueda de la complementariedad perfecta tal como la concibe el propio Lorca.
SONETOS DEL AMOR OSCURO la considero una obra donde nuestro autor da rienda suelta a su espíritu jovial —y no menos disruptivo— en ese juego de "decir sin decir" o, en su caso, "decir mucho en poco" y que nadie (o casi) querría que se dijera, al menos no en público, siempre alzando copas a rebosar del gran reserva de litros que mantengan las apariencias. ¿Resultado? Todo un elenco de pocos versos, catorce por cada poema albergado aquí, que en realidad ejercen de disfraz perfecto para esas espadas endecasílabas de doble filo consonante.
Porque, dado el clima tan represivo con el que le toca codearse, lo suyo viene a ser algo parecido a vivir con las Manos cortadas, al no poder expresar abiertamente todo su sentir, todo su amor por alguien que ni mucho menos me esperaba: Salvador Dalí, su amante secreto (y con cuentagotas), su amor prohibido.
Sin embargo,
Ya era de noche.
Ahora vuelve a serlo
Y me doy cuenta
¡De que era un molino de viento!
Cáscara de nuez
Lanzada mar adentro
En mitad del revuelo
De oscuras voces
De, tal vez, su corte.
Pléyade gritando fuerte
Que no olvide de dónde...
De dónde viene.
Pues ¿cómo volver
De donde nunca saliste?
Ya era de noche.
Ahora vuelve a serlo
Para volver, sí,
A arder por dentro...