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06 mayo 2017

De mi pincel





«De mi pincel, ya no color,
mas palabra emana a granel,
que de tal modo se tiñe
cual pomposo y suave vergel
y, en tu rostro de camafeo,
la sonrisa ver florecer.

¡Cuán me place así halagarte
para mi alma no dejar caer
en horrísono menester,
que no es más que la nostalgia
de contigo no amanecer!»

Sé que discordante suena
a mi juicio, también cruel
pues eso él me decía
para, al final, dejar de ser.

Sin embargo, en la paleta
que por corazón ya tengo,
la color fue sin esfuerzo,
quedando apenas hendida:
mitad blanco y lo otro negro,
enemistados tal punto
que ni entonan el acero.

Más a tono con el «por qué»,
comparsa hacen con rigidez,
pues, entrambos, al Verbo
le dio al final por fenecer.
Descanse in pacem «el verbo»,
pincel y paleta con placebo,
pues lo muerto así se queda
y, enterrado está de una vez.





29 enero 2016

El Amor viene llorando






 
                          Llamando,
                          siguen llamando
                          de Babilonia los pensiles 
                          que transformando,
                          van transformando
                          sus vericuetos en jardines…

                          Llamando,
                          viene llamando
                          la negra tormenta a los cristales
                          mas, golpeando,
                          va golpeando,
                          sin distinciones, a los gentiles.

                          Y es que llorando,
                          yo iba llorando
                          hasta traer llenos los barriles,

11 enero 2016

No te das cuenta








¿No te das cuenta
 de que este corazón
 sólo late ya para darme vida
y ya no bombea
para sentir lo que antes sentía?

Como un galeno soy
que sabe y bien de medicina
mas, sin embargo, capaz no es
de cura darle a su propia herida.

¿Y cuál es ésta

que desángrase de noche y día?
La misma que tú hiciste por cobardía
pues, aun amando calladamente,
haberlo hablado podías.

No me reproches, no me reprimas.
Llegaste tarde, estoy ya prometida.
Mas ahora a mí me toca

llevar la lengua bien mordida:
Ni con toda la grama del mundo,
este hecho explicar puedo.

19 agosto 2015

Infieles





En pos de su corona,
una torda tarde,
fuego se prenden
dos amazonas.

La primera, atigrada;
la última, atormentada;
todo por un mozo
que a ambas tiene animadas.

Y todo por un mozo
cortado a doble cara:
La una, asalvajada;
la otra, hecha un destrozo.




Mas en medio, una alianza
sellando un compromiso,
firme y no movedizo
que sita ante el balandrán

a la más esmirriada,
mientras la otra –intrusa–
la miel degusta
en sus caderas caramelizadas…

Doble traición fue consumada.
No hay limen en la psicodelia.
La engañada en vano porfía
en que una vez sea respetada.


13 julio 2015

Lágrimas negras y un te quiero...








Lágrimas negras de unos ojos se apean
a causa de autoinfligido destierro...
Fetiche del, una falda de altos vuelos:
“Juras un te amo y un te adoro y un te quiero…

y al final todo vino más que a menos”.
Musita así ese torrente en la platea,
donde platican entre ellos los sueños,
precipitado hacia el abrevadero

para –como pueda– sorber afable.
Mas aumentó desmesurado su cauce
lóbrego por lasitud del culpable,

al cual espera para que unas luces
surjan suyas cual haz irrefrenable
pa’ que de esas lágrimas surja un ‘sauce’...

 

29 abril 2015

El Vacío




En ese cráneo derretido
sólo existe un vacío.
Su vacío ha nacido
amargo, triste y frío,
cual Baikal en su foso sibilino.
En profundidad hundido,
ese cráneo está cohibido
y en sus batallas vencido
por sus recuerdos huidos…
Mas su corazón es invicto.
Y es ese ímpetu que le mantiene vivo,
ese tambor que baila a su ritmo:
un golpe seco y el otro tardío…



¡Ay, de ese cráneo que, ávido,
se aferra al curso de su Río!

Un río al que llamó Vacío…
 

14 abril 2015

Desde tu ventana




Desde tu ventana
esperas, callado,
tu Luna. Ya baja
su puñal plateado
y en tu pecho para,
pues quedó eclipsado.

Desde esa ventana
tú clamas ahogado
haciéndole un altar,
un altar dorado
en el que lloraras
ausentes sus manos.

Desde tu ventana
te ve ese ojo blanco
y a ti te encandila
su sermón guardado.

Desde esa ventana
su cara soñando
viste con alarma,
porque es Novilunio,
mas tú viejo y agriado.

Desde esa ventana,
desde tu ventana
vino Ella cantando…
Te gustó su canto
y tu boca silbaba:
“Quisiera tocarla”,
decías orando.
Por poco la atrapas,
mas se fue rodando…

“¡Oh, Luna! No sé qué tienes.
Quedo loco y no me quieres”,
desde tu ventana
 reprochas gritando…
Mas tu Niña ya no te hizo caso…