Llamando,
siguen
llamando
de
Babilonia los pensiles que transformando,
van
transformando
sus
vericuetos en jardines…
Llamando,
viene
llamando
la negra
tormenta a los cristales
mas,
golpeando,
va
golpeando,
sin
distinciones, a los gentiles.
Y es que
llorando,
yo iba
llorando
que
arrastrando,
yo iba
arrastrando
y al mismo tiempo,
escanciando,
y al mismo tiempo,
escanciando,
todo el
agua de mis vides.
Me quedo
sin ellas,
sin
ellas quedo.
Aquellas
gotas que secó el duelo.
¿Y a
quién llorando
y llamando quedo?
y llamando quedo?
A aquel Amor,
desdichado
amor
que
nunca pudo serlo…
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