02 enero 2016

Inseguridades




Con la tenue luz del Otoño,
por una senda danzando vamos
y por colorados castaños, rociados,
cuyas vidas a ambos inocularon.

Mas un denso muro fue el estorbo,
pues las noches fueron más noches
y la oscuridad más aún profunda,
tal que este frío a prueba pone
el Candoroso de los corazones
que para, la postre, nos confunda:

Cuando el día se apague,
sea el Dorado quien brame;
cuando aquel se encienda,
sea la Blanca quien llame.

Así en un momento de lucidez,
punto fin di a estos versos
los que un día, de un lapso
y, por de mi mente, el laxo,
todo su arte incapaces fueron
de buenamente verter.

Un sinsentido es lo que vivo,
un sentimiento descomedido
que eternidad finge y ¿es un soplido?

En esta Odisea guíame.
¡Señor ay, ay Señor! 
Que ir, voy mas, al final, caeré.



 



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