¿No te das cuenta
de que
este corazón
sólo
late ya para darme vida
y ya no bombea
para sentir lo que antes sentía?
Como un galeno soy
que sabe y bien de medicina
mas, sin embargo, capaz no es
de cura darle a su propia herida.
¿Y cuál es ésta
que desángrase de noche y día?
La misma que tú hiciste por cobardía
pues, aun amando calladamente,
haberlo hablado podías.
No me reproches, no me reprimas.
Llegaste tarde, estoy ya prometida.
Mas ahora a mí me toca
llevar la lengua bien mordida:
Ni con toda la grama del mundo,
este hecho explicar puedo.