pensándonos mutuamente hasta alcanzar el ardor
de este ansia no saciada cual mayor
hambruna infame, asediando con sumo rigor;
pues de cuan sufrimos da testimonio sólo Dios.
Tremendo pesar el vivir encadenados
por insondables grilletes de apresados,
los cuales luchan y desbocados
hasta alcanzados ser por los dardos
envenenados
del crujir
de huesos hondamente horadados.
Surge entonces un Juez con su fallo:
el de vernos, mas no mirarnos;
el imaginarnos, mas sin realizarnos;
el rozarnos, mas no palparnos;
el devorarnos, mas sin degustarnos.
Pues en siamesas urnas fuimos y somos confinados...
No hace esto sino perder nuestra razón?
Historia de papel cuché? Pareciere que así amarnos
fue nuestro único pecado...
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