¿De qué manera la tecnología está cambiando nuestra manera de relacionarnos?
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https://x.com/2radiocomplices/status/1894804677386006960
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«Déjame ser la persona
Que por ti beba los vientos,
Que por tu nariz se cuele
Por ser tu único sustento.
Ábreme esa tu ventana,
Será nuestra puerta al cielo
Donde podremos levantar
La rampa hacia los sueños.
Eso me gustaría ser,
Para envolver tu cuerpo
En días de abrasante
Calor que rompe el silencio.
Eso me gustaría ser,
Silicio que huela a viento.»
Tú, edificio acristalado conocido por jugar con el tiempo y otros amigos, de puertas afuera, pareces robusto, mas te sabemos frágil, transparente, indefenso; en efecto, ausente... a pesar de abierto prodigarte.
Por inquietarte, ni los rayos solares, a quienes tratas indiferente. A los ecos vespertinos, gran vacío les haces: los dejas en fila correr hasta que atrapado contigo queda el último; paso musí su camino incierto, ya errante.
Y la noche... Cuando ella llega, se asoma y asienta, de pronto te opacas, enmudeces en sombras que son tuyas y no alojas, aunque lo ameriten. Las rehúyes y conviertes en cortinaje perfecto de suave y dúctil tacto, que engalana la nostalgia irradiada por los crípticos ojos de una noctámbula luna, ya menguante en tu inconfeso delito y... capricho: que tú, Destino, rehúsas dejar de ser niño...
Una hora donde, aparte de rememorar el año en que Paz del Real y yo nos conocimos, hablaremos del proceso de resiliencia que atravesé (y continúo) y de cómo me ayudó a despertar en mi propia vida, para llegar a ser inspiración de otr@s.
https://www.instagram.com/pazdelrealkarrion?igsh=emQwMDZieXltOThh
Reencuentro con #PazdelReal mañana a las 18h (España)#resiliencia #despertarespiritual #sanaciones #segundasoportunidades pic.twitter.com/qZch5eLUY8
— Anastasia Sopale Thompson (@0606Anas) February 6, 2025
Desconoces qué sucede mientras duermes. Todo oscuro, el ojo incauto del amor se escora en el rincón más oculto de tu habitación. Fija la mirada en esa percha suya, ese porte majestuoso, estoico por no decir, a la vez que esgrime con volátil paso su acrobático y estético porvenir.
Sí, helo ahí: discreto, esbelto, dispuesto a lucir su orgullo regio al tiempo que el blazer de turno cubre y almidona, con gracia, tan tonificada y esquemática desnudez. ¡Bella madurez!
Su dureza de músculos pronto se aviene de una vela a la luz tenue, cuya sombra —prosopopeya de unos zapatos con perneras— juega a proyectarse en los cueros de una cercana pared...
Despierta el día. No ves a nadie salvo su evaporada esencia, mas tus labios aún recuerdan trasnochados los suyos, cuando en eternizadas horas, incendiarias e indecentes, te entregaba en volandas cierta llave contra aquella misma pared...