Sé que volvió el otoño al ver mis recuerdos de ocre seco rodando por el suelo.
Como flor de un día, tal es de efímera la vida.
Pétalo a pétalo cual granada se desgrana
Doliente o risueña: de viva, apenas segundos pasan, y en naturaleza muerta inmortalizada.
Colibrí curioso de pistilos ávido al que, de golpe, cortan las alas.
¿Y a qué sabes, a qué hueles pues tu esencia nos colapsa? ¿Quizá a esa misma flor, mortecina ahora?
Mas tu sabia, codiciado néctar que a los que quedan regalas, envuelve en posada de nácar
A la espera, siempre a la espera del último viaje con destino ¿a la nada?
Una historia que te obligará a pensar diferente para desenmascarar al autor de más de veinte años de terror en las calles.
Se oyen gritos en la noche,
Decibelios cual puñales
Sentenciando con ecos de pasiones.
¿O es la mente quien desvaría,
La que se sueña volviendo a la Vida?
Quizá no distinga realidad de ilusiones.
Quizá despierte entre duchos tambores
Contoneando en la oscuridad estrellada,
Como en ritual oculto, su etérea figura
Para hallar compleción
O, acaso, coherencia,
Albores de miradas indiscretas,
En ofrenda al Cénit donde habitan sus dioses...