Se oyen gritos en la noche,
Decibelios cual puñales
Sentenciando con ecos de pasiones.
¿O es la mente quien desvaría,
La que se sueña volviendo a la Vida?
Quizá no distinga realidad de ilusiones.
Quizá despierte entre duchos tambores
Contoneando en la oscuridad estrellada,
Como en ritual oculto, su etérea figura
Para hallar compleción
O, acaso, coherencia,
Albores de miradas indiscretas,
En ofrenda al Cénit donde habitan sus dioses...
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