De miradas un "juego"
habla más que palabras,
susurrando cual soplo
cada vez que esperaba.
Te sentabas a un lado,
cerquita te sentabas
con ojos vigilantes,
sin ojos tu mirada.
Me pregunto entonces
si es un juego de cartas.
Su alma dio la respuesta:
no engañan las miradas
cuando el alma va a cuestas
con su propia carga.
Cuando el alma no encuentres,
hablarán las palabras
y si se pierden éstas,
hablarán tus miradas.
Me pregunto entonces
si es la mirada el alma.
Todos confesaron:
juego, miradas y alma
eran
juego de “damas”.
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