¿Te imaginas
un negro cénit
en cano campo
cuyas suaves piedrecitas
a las
palmas aún juegan
al pasar por encima?
¿No es manía
de ajeno Fénix
el cual, de facto,
del fuego vino a ceniza
cual función que representa
ante el atrio que arruina?
¿Y la Gloria?
¿Mero confeti?
Pues es extraño,
tanto que uno se lastima
al no lanzarse a olerla
antes que algo la oprima.
Lo que ingenia
el Hombre,
recio en su cérvix,
recita su primer acto
en sus etapas más vivas;
es visto, se almacena
y ríe la ironía.
¿Cuál sería,
por tano,
el sentido de la Vida?
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