11 diciembre 2021

¿La meta a cien metros?


Tenía que hacerlo. Esta vez no se conformaría con acariciarlo. El preciado metal debía acabar adornando su cuello. Eran los Juegos Olímpicos y quería que el pueblo japonés recordara su nombre por siempre. Amadou Okay era un atleta senegalés que venía con una meta clara: bajar de los nueve cincuenta y ocho de Bolt, afirmación que repetía constantemente, pero... «Si te quedas sin insulina, ya sabes cómo proceder», insistía su preparador físico.

Vista puesta en su calle: la tres. Corazón en un puño, justo el que tenía apoyado en la línea de salida. Boqueaba mientras se decía incesante que la medalla era suya. Sentía las sienes presionadas por un público tanto o más ávido de triunfo, amenazándole supuestamente con volverle la espalda para los restos, renegando de su existencia. ¿O era su mente la de la jugarreta? Comenzó a transpirar de forma abundante; le pareció estar viendo una constelación de estrellas danzantes. Bajó la cabeza.
Al ver la situación, varios responsables del evento se le acercaron preocupados por su estado.
Se retiraron en breve.

Okay les dijo que todo iba bien, que era su método de concentración. Al rato, el mismo aluvión de recomendaciones de su especialista agolpaban su cabeza nuevamente. «¡Ya, ya, ya lo sé!», voceaba para sí, ignorante de las miradas inquisidoras de las calles aledañas. ¿Lo tomarían por loco?

Al fin, la cuenta atrás. Todos en sus puestos. Adrenalina. Tensión. ¡El disparo! Calles centrales disputándose la victoria en menos de diez segundos con la aventajada siete. Contra pronóstico, la número cinco se alzó con el segundo puesto.

El marcador luciendo un nueve cincuenta y siete intermitente. ¡Un nuevo récord!

Okay... ¿Dónde estaba Okay? Dos cucharaditas de vinagre de manzana disueltas en ocho onzas de agua saciaban su garganta:

—¡A esperar otros cuatro años...!



25 octubre 2021

Sentirte quiero






#Reto4palabras 

Respirando me dejó tu amor infiel a través de una maldita cicatriz, la misma que, cual llama del averno, carboniza el crepúsculo de mi apocado sentir. Y aun así, en ese poema que compusiste y con el que me obsequiaste al morir, sentirte quiero y quiero vivir.

15 octubre 2021

Uno, dos, tres... ¡Libertad otra vez!







«—¿Cómo te llamas?—Amal.
—Soy sargento de la armada española. Ven conmigo, que yo te protegeré mientras arreglamos lo de tus padres; pronto estaréis juntos».

…………


Uno: No sé leer, contar... casi, pero lo que sí sé es que me moría de ganas por que mis papás montaran en el avión conmigo. Justo hoy, 20 de agosto de 2021, me ha dicho el sargento que llevo una semana en España y que, junto con otros niños y niñas de mi edad, somos afortunados por haber conseguido huír de los talibanes que están arrasando nuestro país.

Dos: Como el resto, echo de menos sentir de nuevo bajo mis pies el calor de madre de nuestra tierra, pero sueño con que el sargento y sus hombres lleguen algún día a limpiarla de la sangre que la ahoga para plantar allí mi huerto, como siempre les he dicho a mis padres. Pero no están para ayudarme, son ellos los que necesitan ayuda. Rezo cada día como me enseñaron para que vuelvan pronto sanos y salvos, pero parece que es poco. No sabré leer, pero me aprendí de memoria algunas frases del Corán que cantaban mis padres. ¿Te cuento un secreto? Creo que en realidad esas frases son hechizos que harán que se salven de esos monstruos que no quieren vernos felices. ¿Tuvieron ocho años alguna vez?

Tres: Es 30 de agosto. Mis padres no llegan. El sargento me ha traído una muñeca de trapo. Me ha dicho que le ponga nombre, pero no sé cuál ponerle:
—Se te ve lista. ¿Qué es lo que más te gustaría tener en estos momentos, aparte de tus padres? Podrías usarlo como nombre.
—¡Gracias, sargento! Pues... vivir como antes, sin guerras ni monstruos. Vivir en «libertad otra vez».... Entonces... ¡Libertad la llamaré!

El bandolero de medianoche







Cuenta la leyenda que un tal Marcial del Río, apodado 'el embrujado', era un bandolero que embarcó como polizón en un mercante entre tanta morralla que ahogaba las bodegas. Condenado al garrote por supuesto asesinato, logró burlar a la guardia real disfrazándose de anciana desvalida.
Aprovechando el tumulto del muelle, intentó huir metrópoli y campo a través. Unos agentes del orden lo capturaron pero consiguió embaucarlos con un poco de vino que consiguió hurtar. Sin embargo, unas extrañas voces lo abordaron. Medio poseído, estaba plantado a los pies de una gran montaña. Casi se mareó al alzar la vista impresionado por su inmensidad. Le invitaban a llegar a la cima bajo la promesa de que era el elegido para recibir un mensaje. «¿Quién sois, cómo me pedís semejante atropello?» No obtuvo respuesta. Sin dar crédito, notó cómo su cuerpo era impulsado a escalarla. Con habilidad pasmosa pudo encumbrarla. Para su sorpresa, se trataba de un volcán pero un tanto peculiar: al asomarse al cráter, halló el prístino rostro de la mujer a la que supuestamente dio muerte.

Queriendo acariciarla, lo detuvo el coro de voces:

—¡Detén tu empresa, Marcial del Río! ¡Somos las Diosas de Entre Mundos! Estás aquí porque sabemos que intentaste evitar que mataran a una campesina, mas te culparon. Ahora bien, pesa sobre ti una elección: tocar la lava ambrosiana y ser condenado a vagar solo y por toda la eternidad en la linde entre lo terrenal y lo celestial, sin posibilidad de cruzar a ninguno; o bien, descender nuestro volcán milenario y convertirte en el héroe que necesitan los oprimidos, no sin antes luchar ayudado por el poder que te otorgamos aquí para lograr la gloria y salvar tu mundo del desastre a que está abocado...

«Madre me dijo que cuando nací vio algo especial en mí. Hoy, sé por qué.»


25 septiembre 2021

Luz nocturna


#LiberaTuVerso 

Eres luna en un mar de Estrellas, Soy verso desnudo a la espera de Ella. Tu innata intuición me llena De rima interna, que sucumbe Entera. Astro de luz nocturna, de arte menor o mayor, aspiro a Llenarme de estrofas esquivas. ¡Dame un cuerpo al que llame poesía!

19 septiembre 2021

S. O. S. al aire


¡Arrebata, por favor, de entre los escombros, la coraza a este raquítico corazón, pues ni la intuición consiguió reanimarlo desde el coma del desamor! Fue ese mi S.O.S. al aire; aquel fue mi mensaje ahogado, una botella náufraga en la profundidad del sinuoso mar.

06 septiembre 2021

Malas Influencias - La Reseña








Malas Influencias - La Reseña 







«Una vez sabes qué preguntas hacer,
los muertos hablan por los codos»,
pero...
»Las preguntas revelan mucho más de quien las hace 
que las respuestas de quien las responde».

 



Sinopsis


Un empresario asesinado. Una enigmática autora de literatura erótica y novela negra. Un secreto del pasado. Un misterioso manuscrito que nadie ha leído. Una joven aspirante a escritora sin nada que perder. Una carrera contrarreloj por la costa del Cantábrico. Punta de la Escalera, Asturias. Aquí es donde, en la antigua casa de su abuela junto al acantilado, sobrevive Miranda García. Miranda García nunca ha resuelto un asesinato en la vida real. Eso sólo ocurre en las novelas y en las películas de sobremesa que ponen en televisión los sábados por la tarde. Miranda García tampoco ha triunfado con su primer libro. No tiene legiones de admiradores, ni un brillante futuro por delante, o una abultada cuenta corriente. Nadie ha intentado nunca matar a Miranda García. Miranda García, por mucho que le pese, no es alguien especial. Sin embargo, una llamada a medianoche está a punto de terminar con todo esto. Punta de la Escalera, Asturias. Aquí es donde, en una solitaria casa junto al acantilado, vive Miranda Grey. Aquí es donde da comienzo «Malas Influencias».

Durante el verano de 2018, Miranda García, una escritora aficionada que se recupera de su reciente divorcio, ve cómo su vida da un giro de 180 grados al verse envuelta en la investigación del asesinato del empresario Daniel Urtice, esposo de la enigmática autora de novela negra Norma Seller. Enfrentándose a la oposición del Inspector Torres que no está de acuerdo con que una escritora ejerza de detective amateur, Miranda no descansará hasta sacar a la luz una oscura trama de secretos, infidelidades, negocios turbios y traiciones en la que todo parece girar en torno a uno de los manuscritos de Norma Seller, y donde nada será lo que parece. La verdad solo llegará tras un frenético recorrido por el norte de España en el cual Miranda deberá poner en riesgo no solo todo aquello que ama y en lo que cree, sino algo aún más importante.
 



Introducción 


Inserto en el norte de la península ibérica, nadie sospecharía que en un paraje de vistoso verde  pudiera tener lugar un espantoso episodio no apto para gente con la sensibilidad en un más que dudoso equilibrio. La lectura de Malas influencias me ha metido de lleno en una carrera de fondo que lo era a ratos para, de pronto, dar el esprín correspondiente a una de cien metros lisos. 

El mar Cantábrico de fondo, cómplice silente perfecto de las fechorías transcurridas a lo largo de esta narración. Me parecieron el cóctel perfecto para el argumento de esta película de sábado noche a visionar a solas o en compañía. Noté, de hecho, ese ambiente congestionado de suspicacias incluso dentro de relaciones en apariencia sólidas como fortalezas rocosas. Nada más lejos de la realidad, pues no he hecho más que asistir a un juego muy bien trenzado de máscaras que Marc R. Soto ha conseguido orquestar y con suma maestría. 

Es en definitiva un thriller al más puro estilo hollywoodiense, que no te da tregua y al que poco o nada le falta, ni siquiera las dosis justas de sangre, suspense y sensualidad (digo bien, pese a que no lo parezca) como buena novela negra que se precie. 

Perderse por la ruta propuesta para aderezar un escenario como este, requiere de veras armarse de una mente lo suficientemente fría a fin de no sucumbir ante las sorpresas que acechan en la sombra de cierta buhardilla... 



Los agentes implicados

¿Por qué no? Voy a empezar justo por esa 'buhardilla', en concreto por su esquiva y recelosa dueña: Norma Segura, alias Norma Seller. Me sugirió ser un personaje con mucho juego y que aparecía cuando y donde tenía que aparecer. O mejor hablar en plural de ella ya que mientras una, a mi juicio, representa la inocencia infantil que lo explorá todo sin reparos, la otra (Seller) viene a ser el desengaño, el encontronazo con una realidad que no era tan de color de rosa. En parte, me he identificado con ella porque, no en esa situación exactamenre, pero sí en otras simares me he visto envuelta y desde luego que hasta he llegado a entender la razón de muchos de sus actos posteriores "al descubrimiento de ciertos asuntos".

Por otro lado y sin alejarnos tanto de ese 'espacio tan íntimo', está digamos su amiga del alma (por no tildarla de "siamesa"), ya que cual lapa ella siempre estaba a su lado, como si fuera su mismísima sombra pero ya despegada del suelo. Hablo de Carmen. Para mí es una mujer que quizá haya pasado por algún proceso de estigmatización o incluso acoso sistemático en su juventud; no lo pudo superar y se lo trajo consigo a su edad más adulta. Concluí que toda su realidad se basaba en una secuencia de proyecciones partiendo de la afirmación que a mi parecer la delata: «Y cuando poco después ella estuvo a punto de perderlo todo, yo estuve a su lado.» Es aquí donde entraría el juego de proyecciones en el sentido de que la propia Carmen, puede que en su pasado también lo perdiera todo y ahora vuelca ese apoyo del que no gozó pero de forma enfermiza y obsesiva hacia su ídolo: Norma. ¿En cierto modo sería un poco víctima también? 

Dando bandazos, y es literal si seguimos la estela de la narración, tenemos a Miranda García, alias Miranda Grey. No al nivel de Carmen, por supuesto, pero sí que en Norma encuentra su referente literario, un espejo en el cual mirarse y tomar ejemplo en sus "primeros pasos" dentro del gremio. Sin embargo y gracias a su personalidad impetuosa, consigue dar pasos de gigante no solo en el plano "profesional". Empaticé con ella porque también soy un poco así, con esa curiosidad innata que en más de una ocasión nos pone en algún que otro aprieto. Pero aquí, como «nada es lo que parece», como un huevo, bajo todo ese atrezo aguerrido se camufla su parte más sensible.

Y no, no he marginado al sector masculino de esta trama; no tienen ningún desperdicio tampoco:

Empecemos por Ricardo Alcázar, alias 'el ex' de Miranda. Para mí, un tipo formal que se comporta acorde con su cargo de comisario, además de ser un hater declarado de la Seller. Pero, como todo se contagia, también tiene su "clara" al igual que su 'Mir', hecho que me convenció de que seguía siendo humano. Sin embargo, y aunque a regañadientes como buen cascarrabias, hizo lo que tenía que hacer: otorgar un salvoconducto a partir del cual nos desenreda la madeja. 

¿Nos vamos al lejano oeste? Porque al parecer un «vaquero» anda suelto por Santander. Hablo del inspector Alejandro Torres, alias Álex quien al principio, con las suspicacias propias de un policía de raza, acabó confiando en la voz de su instinto y de las evidencias que contaban a gritos sordos la verdad. ¿O mejor dicho, verdades? Me alegró su desapego final con el pasado... Y ahí lo dejo. 

Parece que esto va de tres en tres. Me falta el bueno de Jesús,  que lo mismo que tiene de "agente literario" lo tiene de oportunista. Pero existe algo que pone cada pieza en su sitio cuando llega el momento: el karma. Sin embargo, me gustó de él su manera de cambiar de enfoque las circunstancias acaecidas y los sabios consejos que indirectamente también me daba a mí. 



La Estructura

La novela de Soto se divide en tres partes bien definidas, como de tres actos se compone una obra teatral. Y digo bien, puesto que cada personaje interpreta a la perfección sus roles teatrales. En efecto, como «las apariencias engañan», en cada parte los distintos personajes van descubriéndonos su otra cara (u otras) cual caleidoscopio. Por tanto me parece muy acertada, en mi opinión y gracias a ello se ha mantenido el suspense hasta el final. Con lo cual, anticiparse aquí es inútil y eso juega a favor del autor. 



El Autor

Tuve la suerte y oportunidad de entablar conversación en redes sociales con Marc R. Soto. Natural de Santander, me pareció una persona con gran sentido del humor y que al mismo tiempo «es una tumba». Digo esto porque aún recuerdo que le comenté algo así como que no iba muy desencaminada respecto a la autoría del crimen y directamente me ha dejado boquiabierta. Lo que sí me atrevo a confesar es que es un autor del que puedes lograr tener  nociones acerca de cómo escribir novela negra porque, insisto, ha demostrado ser todo un maestro. Tener, no tengo peros, sí laureles y «Buenas intenciones» de mi lado. 



Mi Fallo 

¿Y qué hay de la víctima? ¿O debería expresarme en plural? Juzguen ustedes mismos tras la lectura de la Novela, pero pongo el foco en la versión oficial, en Daniel Urtice quien, como muñeca rusa, me pareció rivalizar con el mismísimo Copperfield, "azafata" mediante.

Recomendación: cuidado con tus círculos, no vayan a ser Malas Influencias