30 junio 2021

#EstrellasDeTinta - Reto junio 2021



Este relato y microrrelato se engloban en el reto de escritura creativa #EstrellasDeTinta creado por Katty COOL. Las normas son estas para poder participar y así entender la dinámica.

AVISO: Hay contenido sensible (TW) solo en el relato



Indicios

 

 

 

Relato:



Teníamos todas las esperanzas de encontrarlas junto a la embarcación. Sin embargo, hemos podido rescatar sus efectos personales: una mochila negra que presumiblemente pertenezca a una de las desaparecidas y un cuaderno en blanco salvo por la primera página. Usted fue la última persona que las vio con vida, lo que no implica que tengamos que lamentar pérdidas humanas puesto que no se han hallado indicios de violencia o restos de sangre… Dígame entonces ¿cómo diría que era la relación entre las susodichas?

—Mire señor agente… no sé qué es lo que está insinuando pero ya le digo de primera mano que son un encanto de criaturas. Es más, si así lo desea, le puedo dar el nombre del restaurante en el que me invitaron a comer…

—Entiendo, doña… ¿Sofía me dijo que se llamaba?

—Ese es mi nombre. Le doy mi DNI y lo comprueba.

—Me fío de su palabra, no es necesario. Pero retomando la investigación…

—Se estaban conociendo. De hecho, una era natural de Málaga, Ángeles se llama pero el apellido es italiano… ¿cómo era? ¡Ah, sí, Pausini, como la cantante! Le venía de su abuelo que se afincó en tierra andaluza. Nos lo contó mientras comíamos en el Café Tucán, que fuimos en un coche alquilado por ambas.

—Sí… a unos diecisiete kilómetros de aquí. Lo conozco. Alguna que otra vez he llevado a mi mujer a cenar allí. Hablaremos con el dueño del local para continuar con nuestras pesquisas y contrastar versiones. Y cuénteme, me dijo que se hospedaban en aquella casa rural que está al final del camino. ¿Conoce por algún casual por cuánto tiempo?

—Durante la comida, María dijo que había contratado un tour de una semana para visitar Rumoroso y así Ángeles podría tener la oportunidad de conocer la localidad mientras pasaban ese tiempo juntas. Y hablaron de que terminarían la experiencia con una ruta en barca por el Pozo… Cuando salimos del Café, nos dimos los teléfonos. Y yo llamé y llamé pero o estaba apagado uno o saltaba el contestador en el otro. No sabía qué hacer.

—Ya. Por tanto diría que su relación era más que cordial… ¿La tal María era de por aquí?

—Por supuesto, señor agente. Ya le digo que María la quiso sorprender y lo consiguió. Las veía muy ilusionadas. Hacen muy buena pareja a juzgar por cómo se miraban.

—Entiendo. Tomo nota de los mismos y procederemos a rastrearlos. ¿Y todo eso cuándo ocurrió exactamente?

 

Aquel viernes 6 de enero fue la última vez que doña Sofía tuvo contacto con las desaparecidas, tal y como le aseguró a Joaquín Cobo, inspector a cargo de la investigación. Junto con la brigada asignada, decidió desandar el camino recorrido por la pareja y ello incluía entrevistarse con el dueño de la casa rural a fin de arrojar más luz sobre el asunto.

El domingo 8 de enero no pareció dar tregua. Los avances meteorológicos no eran muy halagüeños; continuaban las perturbaciones cual si fueran teloneras contratadas específicamente para que precedieran a la estrella del espectáculo: la tormenta. La función prometía, pues hizo acto de presencia entre tamborrada plomiza y destellos de fuegos artificiales esporádicos y por distintas localizaciones en el cielo. Tal era la actitud inclemente del tiempo que toda suerte de animales autóctonos corrían raudos en busca de refugio que les diera cobijo. Y quien dice animales, dice también personas, en especial:

—¡Corre, Ángeles! ¡No te sueltes de mi mano! Que ya casi estamos.

—¡No lo haré, María! ¡Menos mal que al final no nos subimos a esa barca por recomendación del monitor! ¡Ahora la tormenta arrecia y si no llegamos lo antes posible a la guarida que tú dices, terminaremos hechas una sopa!

Y en efecto, llovía a mares y encima soplaba una ventisca enfurecida enviada desde el noroeste. Sorteando hierbas y matojos, oyeron de nuevo otro rugido del tiempo, el cual se dilataba, haciéndose todavía más denso y desquiciante, hasta tal punto que ninguna de las integrantes de la incipiente pareja estaba siendo consciente de si tocaban el suelo o directamente levitaban o, incluso, si volaban como ángeles. ¿Cómo ángeles? ¿Es que acaso lo eran y experimentaban una ilusión de vida como extensión de la terrenal? Ni mucho menos. Tan solo se sentían sobrecogidas por la situación, pero… ¡ahí estaba!

El gran sentido de orientación de María, quien era buena conocedora del bosque que las intentaba envolver, las guio  hacia la entrada de lo que parecía constituir una gruta excavada en la mismísima falda de una pequeña peña, por la mano inigualable y prodigiosa de la madre naturaleza. Cansadas por el sobresfuerzo realizado, se aventuraron a pernoctar en su interior a priori abrupto pero acogedor dadas las circunstancias:

—¡Ufff, menos mal que conseguimos evitar que ese pobre arce se nos viniera encima!

—Sí, Ángeles. Por los pelos. ¿Es cosa mía o nos hemos salvado por tu nombre? 

Ambas se echaron a reír, lo que propiciaba que se instaurara la relajación en sus cuerpos estresados.

María retomó la conversación:

—Es cierto. El pobre arce no pudo resistir el sablazo propinado por aquel rayo traidor; como si se la tuviese jurada. En fin. Pero no hay mal que por bien no venga: recogí los suficientes trozos de su madera y ahora tenemos material para hacer una hoguera con que entrar en calor.

—¿Viniste con un manual de supervivencia en lugar de pan bajo el brazo? Y si tan lista eres ¿me podrías decir cómo harás fuego si ninguna de las dos lleva encima un mechero? Imposible por mi parte, yo no fumo. Tú no lo sé…

—Cariño, eso no va tampoco conmigo. Aprecio demasiado mi vida y la de la naturaleza que me vio nacer, así que tranquila que por mi parte no cae esa breva.

—Y me alegro de que no fumes pero sigues sin responder a mi pregunta…

—¡Ay, mujer de poca fe! Cosa que me extraña viniendo de donde vienes, del sur. Suerte que no me dejé la mochila en aquella barca; lástima que tú sí y esa libreta de mariposas que pensaba regalarte…

—¡Oh, qué detalle por tu parte! ¡Muchas gracias, Mari! Porque puedo llamarte así, ¿verdad?

—Llámame así si gustas y ser, seré lo que tú quieras que sea…

Sus ojos emitieron un brillo como nunca antes, más intenso si cabe que los del propio rayo que atravesó aquel árbol; se miraron de un modo especial. Un rubor revoltoso anegó el rostro de la Pausini.

—¿Entonces?

—¿Entonces qué? –contestó María, juguetona.

—¿El fuego?

Hábil, la susodicha extrajo de su mochila los restos del malherido arce y los apiló casi en el centro de la oquedad, donde consideró que no había tanta concentración de humedad, montón que rodeó con unas cuantas piedras. Valiéndose de yesca y pedernal, logró arrancar unas cuantas chispas, las suficientes como para crear una pequeña hoguera.

¿Las suficientes?

—Contigo al lado me siento más protegida. Yo la verdad que no sabría desempeñarme tan diestramente como tú en entornos como este. Vivir en la capital de provincia es lo que tiene. ¿Tanto se me nota que soy esencialmente urbanita?

María se tronchó de la risa.

—Se te note o no… a mí me fascinas igual. Lo hiciste desde el momento en que vi tu foto de perfil. Me dije: a este bellezón no lo puedo dejar escapar y, aquí estamos. Ahora bien, no pienses mal, que esta tormenta para nada estaba entre mis planes como tampoco tengo mucha pinta de ser ‘Tormenta’ de los X-Men. Y… ¡oye, debes de estar empapada! ¿Te presto algo de ropa que llevo en mi mochila, ponemos la tuya a secar y te arrimas al fuego?  No quisiera que pillaras un constipado…

—Sabes qué. Tengo una idea mejor y creo que esta hoguera, que ya arde de por sí, hasta se nos quedará pequeña…

 

Al día siguiente, el inspector Cobo ya estaba cotejando las triangulaciones efectuadas por su equipo especializado. Uno de los móviles señalaba una ubicación clara. Doña Sofía, pendiente en todo momento de cualquier avance en la investigación, pidió ir con ellos en el Jeep.

—Está bien, doña Sofía. Pero con la condición de que nos deje hacer nuestro trabajo.

—Por supuesto, inspector. Me mantendré al margen. Solo quiero comprobar que están bien.

Al cabo de veinte minutos de trayecto, el arce quebrado.

—¡Oh, Dios! Que no les haya pasado nada…

—Señora…

Joaquín Cobo trataba de manejar la situación.

Al rato, la entrada a la cueva.

El haz de luz de su linterna enfocó una hoguera en sus últimas brasas y,  extasiados, tal vez embriagados por el elixir del amor, dos cuerpos dormidos, pero también desnudos y arropados por una fina manta…

Eran las ocho y media de la tarde, fría pero ya seca.



@0606Anas, mayo

Título: Indicios 

Estrellas mes: 3

Palabras: 1451

Objetivo Relato: #3

Objeto oculto 1: #18

Objeto oculto 2: #7

Extras: 
Protagonista femenina, Test de Bechdel

Comentarios: 
@kalen76, micro de mayo; @MUSAJUE, micro de mayo; @isefran relato y micro de mayo; @EricaFortuny, relato y micro de mayo; @sinciforma relato y micro de mayo; @jesusakacarton, relato y micro, mayo  


AVISO: Contenido sensible (TW): violencia, restos de sangre, desnudos







Mariposas en mi vientre





Microrrelato: 



«¿Las ves? La Gran Diosa Gamba Sagrada Cósmica que nos salvó, alza el vuelo como las mariposas en mi vientre y nos regala las Osas, juntas, como tú y yo. ¿Adivinas cuál soy?»




@0606Anas, junio

Título: Mariposas en mi vientre

Palabras: 33

Objetivo Micro: #10

Objeto oculto: #17

Estrellas: 3

Recomendación
Amores del pasado, @sinciforma, mayo

Enlace

Comentarios: Ídem relato

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21 mayo 2021

#EstrellasDeTinta - Reto mayo 2021




Este microrrelato y relato se engloban en el reto de escritura creativa #EstrellasDeTinta creado por Katty COOL. Las normas son estas para poder participar y así entender la dinámica.

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Sin rumbo



Microrrelato

 

«Hola. Quería preguntarle cómo llegar al norte…» La abuela que me encontré pareció oírme con los ojos. No articuló palabra. La dejé pausada en el poyete de la encrucijada. Pero tal vez tú, lector, puedas ayudarme antes que anochezca…



@0606Anas, mayo

Título: Sin Rumbo

Palabras: 39

Objetivo Micro: #8

Objeto oculto: #30

Estrellas: 3

Recomendación
Molino de recuerdos, @ErikaFortunity, abril

Enlace: 

Comentarios: Ídem relato

AVISO: No hay Contenido sensible (TW) 







Bajo Cero



Relato


El domingo 8 de enero de 2017 fue verdaderamente un día de los más gélidos en la historia del norte cántabro. Pero los casi diez grados bajo cero que azotaron la comarca fueron lo de menos. Y en esta ocasión, la participación de los vecinos del área que circundaba el Pozo Tremeo, fue inestimable:

Llevaba con este cerca de dos días desaparecida. La última vez que se tuvo nociones de ella fue en un cruce de caminos próximo a la localidad de Rumoroso, tierra de leyendas motivadas por el propio lago. Según se contaba, la última persona con quien habló fue una abuela sentada sobre un poyete situado en ese mismo cruce. Según su testimonio, la joven necesitaba saber qué camino conducía al norte. Y ya había llegado a Cantabria, sólo que no a su destino final. Estaba por proseguir su camino cuando la señora la retuvo para darle y obtener más información. Al parecer, no se percató de las señales, puesto que ya se encontraba cerca de la casa rural  donde hubieron quedado: iba al encuentro de otra chica con quien se mensajeaba vía correo electrónico desde Málaga. Se la veía muy entusiasmada por conocerla en persona. Se llamaba Ángeles Pausini, veintitantos años, tal vez treinta, morena de pelo, metro sesenta y tantos y ojos verdes. Le sorprendió que tuviera una marca de nacimiento en el cuello casi con forma de corazón… y ¡el apellido!, que resultó proceder de su tatarabuelo paterno, oriundo de Faenza y que se afincó en el sur de la península. Pero que si de algo estaba segura era que iba muy apurada. Decidió  acompañarla finalmente en su periplo, al menos hasta la entrada a la casa rural.

Ángeles quedó sorprendida por la agilidad de la anciana; se notaba que era “chicarrona del norte” porque se mantuvo estoica en todo momento ante el frío lacerante sin apenas más abrigo que una capa de densa lana. La recién llegada, en cambio, y a pesar de su anorak acolchado, tocaba las castañuelas con su dentadura de porcelana. Eran casi las ocho y media, hora vespertina del lunes día 2. Al siguiente, resultó que María, su mailfriend, la sorprendió al haber contratado un tour para que conociera más a fondo el pueblo y sus alrededores, incluido el famoso Pozo junto con su flora y fauna. Al bajar a desayunar, sentadas en una mesa de decoración rústica iluminada por un ventanal con muy buena panorámica del paisaje que las aguardaba, releyeron el folleto propagandístico con avidez y resultó que por veinte euros más, el programa quedaría redondo con un viaje en barca para dos por el Pozo.

Tras acallar el estómago, decidieron seguir la ruta programada. Próxima parada: visita guiada a la Iglesia, vestigio arquitectónico de la época barroca, propia del siglo XVII. Luego, les tocaría admirar la belleza de los barrios de San Pedro y Rodil.

Entre el miércoles 4 y jueves 5, se patearon los barrios de Rosales, Escuelas y Pedroa, disfrutando del aire puro del cercano mar y de la hospitalidad de sus habitantes que, aunque larga, la ruta no daba para conocer a sus más de ochocientos treinta. El viernes terminaron por fotografiar La Venta, El Pozo y Tremeo. Por providencia o por mera coincidencia, se encontraron con doña Sofía, la misma señora que la ayudó a ubicarse en el terreno y en agradecimiento, la invitaron a comer en el Café Tucán, a diecisiete kilómetros desde  Tremeo.

Alquilaron un coche modesto.

Tras salir del local, se dieron los teléfonos a fin de no perder contacto.

A partir de ahí, se le perdió la pista.

Dos días transcurrieron intentando localizarlas. Doña Sofía, cansada de pulverizar el teclado de su teléfono y de que los tonos no diesen paso a la melosa voz con deje andaluz de Ángeles o al vozarrón de contralto de María, decidió ahondar en la parte más silvestre de Tremeo, tomar prestado un trozo de la tierra que la vio nacer allá en los años cuarenta y lo cubrió con maleza para luego acercarse a la laguna. Una vez allí, los arrojó a sus aguas de once metros de profundidad, junto con sus esperanzas. ¿Motivo? Según vetustas costumbres de sus ancestros, se debía tener en cuenta la dirección que tomaban sus aguas después de arrojar la tierra: siempre hacia los extremos. Por desgracia, tomó dirección distinta a la del nordeste, es decir, que lo más probable era que cambiara el tiempo. Sintió una punzada en el lado izquierdo del pecho.

Con celeridad, propagó la noticia entre sus convecinos, incluido el dueño de la casa rural. Se movilizaron en seguida como si de una cacería se tratara. Se pusieron en contacto hasta con el periódico y radio del pueblo. Avanzaban las horas y sin rastro, los minutos parecieron hechos de melaza. A cada segundo, lo que en un principio venía a constituir una llovizna, se transformó en perdigonada blanquecina. ¡El Pozo! ¿Qué le pasaba? Debido a las bajas temperaturas, acabó congelándose, casi por completo, sí, como también se le quedó congelada en la memoria la imagen de ese momento que pasó con ellas, ya consideradas como sus hijas a pesar de que no hubiera vínculo sanguíneo alguno. 

«Dónde estarán esas niñas…»

¿Su cabeza? Un volcán a punto de entrar en erupción. Doña Sofía ya no supo qué hacer salvo… ¡El dueño de la casa rural! Casi se precipitaba la noche del domingo 8 cuando llegó allí. Tras hospedar a sus últimos clientes, este recordó que las desaparecidas hablaron de un viaje en barca por el Pozo. A continuación, dieron la alerta al cuerpo de la UME para que mandaran efectivos a la localización. Doña Sofía se sumó a la batida. El mercurio no dio tregua: casi diez bajo cero. «Señora, déjenos hacer nuestro trabajo, agradecemos su colaboración». Compungida de angustia, vio cómo remolcaban la barca con sus dos remos, una mochila negra de la que colgaba un llavero con las iniciales de Ángeles Pausini García y una libreta cuya primera página rezaba: te quiero, María.


@0606Anas, mayo

Título: Bajo Cero 

Estrellas mes: 3

Palabras: 1001

Objetivo Relato: #1

Objeto oculto 1: #13

Objeto oculto 2: #22

Extras

Protagonista femenina, milpalabrista, Test de Bechdel

Comentarios

@ErikaFortunity, micro y relato abril; @sinciforma, relato y micro abril; @isefran, relato y micro abril; @jesusakarton, relato y micro abril

AVISO: No hay contenido sensible (TW) 


04 mayo 2021

#Reto4palabras Semana 32


 Memoria en la vereda





Por querer quiero yo, Soria, 
Retenerte en mi memoria 
Como un tal Machado, 
Al amanecer, encadenado 
Con pasión. Casi con euforia, 
Perderse quiere en la vereda 
De esos campos tan amados. 
¿De Castilla? Más ansiados: 
De Leonor, su estepa en seda.


22 abril 2021

#Reto4palabras sem. 31


...Amor mío, otra vez








¡Tuve un sueño! Sueño es porque me di cuenta de que un abrazo no mata. Al revés, me infundió vida al llegar a tu orilla tras mi naufragio por rescatar un clavel. Un paso, tres. ¿Sueño o despierto otra vez? Mi alma plañe en desazón, pues yo sí que te maté otra vez.


05 abril 2021

#EstrellasDeTinta reto de abril 2021


Este microrrelato y relato se engloban en el reto de escritura creativa #EstrellasDeTinta creado por KattyLas normas son estas para poder participar y así entender la dinámica.

AVISO: Hay presencia de TW en el relato. 




...Para siempre


 

Microrrelato: 


El verdadero valor de la amistad es el que hallé en aquellas tardes de Pepsi y Hawaiana donde demostraste que más que amante, mejor fuiste como amigo…


@0606Anas, abril

Título:...Para siempre

Palabras: 30

Objetivo Micro: #4

Objeto oculto: #1

Estrellas: 3

Recomendación: Guarida, @MUSAJUE, abril

Enlace: 

http://plumakatty.blogspot.com/2021/03/relato-guarida-estrellas-de-tinta-marzo.html

Comentarios:   Ídem relato

AVISO: No hay TW (Contenido sensible) 






¡Sorpresa! 



Relato:

 


Brillaba la luna de mediodía en lo alto del firmamento cuando acudió a mi memoria el verdadero significado de lo que sucedería en las próximas horas. La señalada. Su hora.

Con cuentagotas, como mermelada reacia a salir de su recipiente vidrioso para ser la delicia del desayuno o, si me apuran, de la merienda, fui aproximándome a la droguería de la esquina para hacerme con una Chyseido, ideal para aparentar mayor juventud de la que ya de por sí tiene una joven de no más de treinta. ¿Otra renegada del paso del tiempo? Demasiado joven aún como para llenarse la cabeza de dinosaurios voladores. Dieciocho con sesenta y cinco pavos que me soplarían por ella en condiciones normales, es su coste; menos mal que conocía a los dueños del establecimiento, que de lo contrario…

Al final me quitaron el pico y se quedó redondo.

Es lo bueno del comercio de barrio.

Es lo mejor de contar con enchufes. Este tipo no cortocircuita.

Regalo en mano, regresé a casa con desánimo… digo, con ánimo de acicalarme medianamente para la ocasión: justo el treinta cumpleaños de Marina. Si lo sé, le compraba la La Mere, más acorde con ella. Pero el bolsillo me llegaba a donde me llegaba; suerte que les dije que le quitaran la etiqueta del precio. Total, cuando la probase y comprobase los efectos en su delicado cutis poco o nada le importaría el coste. ¿Qué esperar de una persona tan  resultadista: la trader de Marina?

Con bastante parsimonia abrí de par en par el armario en vistas de materializar alguna prenda que estuviese a la altura. Sin embargo y tras mucho destriparlo, convirtiendo en leonera mi cuarto ya de por sí estrecho, solo logré rescatar una camisa a cuadros con fuerte olor a naftalina y un vaquero algo corroído por la pernera izquierda. Sabía a la perfección qué responder en caso de ser sometido a un tercer grado. A la fuerza –esto lo sabría solo yo, lo de a la fuerza me refiero– diría que me gustaba el estilo retro. Esa sería mi respuesta y a quedar como un señor. Mi trabajo como reponedor no es que me permitiera llevar un tren de vida ni siquiera parecido al de la cumpleañera, ni a su sombra se asemejaría. Lástima que no viniera Edu conmigo. Le tocaba turno de tarde. Así tendría oportunidad de presumir de pareja. Pero esa vez tocaba lanzarse a una piscina a todas luces más seca que el desierto del Sáhara. Ahora me arrepiento de no haberle mencionado ni una coma del evento, de que tenía pensado asistir después de tantos años.

Bueno, sería otra de las pocas experiencias a afrontar con el equipo al cincuenta por ciento.

La hora señalada. La hora de la verdad. Pese a que la cumpleañera lo siguiera negando, ese «año más» tocaría irremediablemente esa misma tarde a su puerta. En concreto, a las ocho y dos minutos. Se suponía que nos conocíamos desde el instituto, todos íbamos si no a las mismas, coincidíamos en muchas clases, las comunes. Yo era su principal confidente, pero luego fuimos perdiendo contacto y cada cual hizo su vida. Ella tenía todas las cartas jugando a su favor, qué esperar de alguien proveniente de buena cuna. Eso era jugar en otra liga y yo, como ciudadano de a pie, tenía que tener muy claro cuál era mi lugar. No obstante, tampoco iba a rechazar su invitación, que menuda tarjeta se gastó, con filigranas y todo a falta de luces Led en los bordes.



Salí al cabo de un rato largo de nuestro mini piso de treinta metros cuadrados cuando noté que iba demasiado ligero: me había dejado el regalo sobre la repisa.

Suspirando de alivio, regalo en mano, mi estilismo retro y yo nos subimos al bus que nos dejó cerca de la urbanización donde residía. Veinte minutos después, la marquesina. Salí con cierto atropello y resignado ante lo que me esperaba. Si ya la fachada imponía en pleno derroche de sofisticación, ni me quería imaginar cómo sería el interior. Nunca había estado allí con anterioridad pero una cosa sí que daba por impepinable: ¡tremendo casoplón! Mi cerebro era incapaz de realizar siquiera un cálculo aproximado de sus dimensiones. Tomando como referencia nuestro mini piso ¿de cuántas veces estaríamos hablando?



Avancé unos cincuenta metros más. Una pequeña pero deslumbrante glorieta, franqueada por una balaustrada de piedra de primeras calidades, daba protección a una réplica de la estatua de la Venus de Milo, de mármol puro, justo en el centro de la fuente, simulando estar en una de esas sesiones de spa, en este caso, a perpetuidad y al aire libre. Me cambiaba por ella. Seguí en línea recta tras bordear a la Venus. Una gran puerta de doble hoja y acristalada me dio la bienvenida. Bueno, ella y la ama de llaves, quien me miró convirtiéndome en una especie de pingüino en mitad de la selva.

Me convidó a pasar con cierto recelo.

El gran salón al que accedí parecía salido de un cuento de hadas, grandes cristaleras, techo alto y con chimenea; la luz lo preñaba. Todo era jolgorio y regocijo, con música chillout de fondo. Le va más a Edu que a mí pero hice de tripas corazón; soy más de los Héroes del Silencio, La Unión y similares de los ochenta… ¡Qué época tan fértil musicalmente hablando!

De vuelta al presente, entre los invitados, de lo más variopinto, elegante y no menos estirado, aparecieron los padres de ella: la madre con un vestido tipo tubo púrpura y el marido con chaleco a juego. ¡Qué monos, a lo Barbie y Ken! Un poco más allá y cerca del piano de cola blanco, como los juegos reunidos, ahí estaban las de siempre, las mejores amigas y cotillas de Marina; me hicieron la vida imposible en el instituto pero ese día pondría cada punto sobre su "i" si hiciera falta. Próximo al mueble bar y ya degustando el ponche, estaba el guaperas de la clase o, al menos, se lo tenía creído, que de sueños también se vive. No es mi tipo; mi Edu le da vuelta y media.

¿Cuánto iba a durar la fiesta? Ni se sabía.

Ya no quedaba mucho para las ocho. Las campanas del timbre no paraban de repicar. No con cuentagotas como me desplazaba yo hace escasamente unas horas antes pero sí con ritmo continuo venía el resto de invitados. Casi creí estar en mitad de una estampida de trajes de Prada y Armanis. En definitiva, ¿por qué tuve que decirle que sí? ¿Qué hago yo, uno que va a lo Granjero Busca Esposo en un convite de altas esferas?

A lo hecho… De repente la música cambió por una voz rayada en lo estertóreo instándonos a dirigirnos a la pérgola que había en el jardín. A saber para qué tanto movimiento si con quedarse en el salón bastaba. Pero no, lo mejor de la fiesta se lo reservaron para ese emplazamiento. 

Me dirigí hacia allí cual corderito obediente. 

Algo gordo tenían preparado. ¿Un show? 

De un momento a otro vino hacia nosotros una fila india de camareros; portaban lo que parecía ser una gran tarta de cuatro pisos. Merengue, chocolate y almendras por lo que alcancé a ver entre brazos, espaldas y cabezas. Todo bien hasta que uno de los porteadores tropezó o resbaló con algo ¿una lámina de plástico? A saber, tampoco es que me importara demasiado. Casi en efecto dominó cayeron los tres o cuatro que iban delante y la tarta se quedó sin su ático. ¡Qué cuadro! 

Alcanzaron a colocar lo que quedaba del dulce en el centro del merendero entre el resto de viandas. Lo que más llamó mi atención fueron los canapés con figuras psicodélicas; la alta cocina tan de moda. 

Se notaba que podía permitírselo.

Se hizo el silencio de forma brusca. Me pareció oír de uno de los camareros que una copa de Champán malogró el equipo de música. Me resultó raro viniendo de gente tan acaudalada. ¿Es que tan pronto agarraban tales cogorzas? ¡Bienvenida, Bacanal! 

La voz de nuevo. 

¿Se trataba del preestreno de una película?

Se hizo de rogar pero al fin. Con pompa y platillo ahí estaba, pletórica y enfundada en su vestido palabra de honor blanco hueso. Seguía manteniendo la misma esbeltez pero tan ceñido lo tenía  que dio solo dos pasos a duras penas y, primero, se le rasgó el costado derecho dejando al aire su lencería fina y, segundo, en un intento por cubrir las vergüenzas se le partió uno de los tacones de vértigo. Creo que eso estaba ligado a pasearse por la vida de puntillas… 

¡¿De puntillas?! Mis ojos no dieron crédito. 

¿Edu? ¿Que mi Edu estaba aquí y corría a socorrerla? 

¿Y a qué vino eso de…? ¡¿Le comió la boca?! 

Entonces, cogí y les vacié la Chyseido encima, cagándome en todos sus muertos. 

En una radio que había cerca, me desfogué poniendo a todo trapo a mis venerados Héroes del Silencio…



@0606Anas, marzo

Título: ¡Sorpresa! 

Estrellas mes: 3

Palabras: 1500

Objetivo Relato: #13

Objeto oculto 1: #20

Objeto oculto 2: #23

Extras: 

Comentarios: @MUSAJUE, relato marzo; @ErikaFortunity, micro y relato febrero; @sinciforma, relato y micro marzo; @isefran, relato y micro marzo

AVISO: TW (cagándome en todos sus muertos)