07 marzo 2015

Recuerdo recurrente




Me viene ese recuerdo recurrente
de aquel amor en Roma desnudado,
que con vapor del mercurio indomable,
al ardor de intensa llama fue alzado.

El fulgor de tu perlada y áurea frente
mis labios vieron hasta ser saciados,
no escatimando en el placer siguiente
para así en tu lecho yacer hastiados.

Memoria que en mi piel quedó bordada,
gimiendo a una todo rincón de mi alma
que no cesara hasta avistar el alba:
Nuestra alianza, tal cual, fue consumada.








27 febrero 2015

Sería





Sería yo esa niña:
con tus pupilas juega
a ser y no ser vista.

Casualidad sería:

pues el caminar nuestro
siempre coincidiría,
 

yo... yo misma sería
pies de pomposa nube
para ser yo tu guía.

Una alcoba sería,
con romero adornada
y así ver cuán dormías.

Sería yo tu risa
pa’ que el alma entera
no sintieras vacía.

Tu camisa sería,
de fina y pura seda
para que yo te vista.

Ser... sería tus manos;
con todo tu tacto, pues,
siempre me sentirías.

Serías tú y sería,
seríamos dos niños
que a su ilusión perseguían.

Tu ilusión yo sería,
atenta y complaciente,
mas ser tuya... no podría.




26 febrero 2015

Mundo difuso






Cada día gobierna
el Sol el horizonte, aparentemente
libre hacia poniente;
mas muy cierto es: su Mundo le ignora,
pues quiso Éste ser
alumbrado por la sombra.
 
Ella, seductora y coqueta,
a todos enciende.
Tanto que, por rozar su orbe, el norte pierden;
¿dónde el amor ésta roba
llegando a ser, funestamente,
dueña suya y señora?

Violencia y pena
duramente recogen,
y, de ello, dulcemente
de comer dan a su prole:
generación es de deshonra,
perdida es, en su cueva, un mito sin su caverna.

¡Oh, Mundo, que igual siento!:
mi mañana en noche torna,
mi luz resultó una sombra
y mi mente todo ignora.


23 febrero 2015

Rebelión de los Gatos Negros




Se esconde de noche en soportales
en su contubernio congregada
a cuatro patas “la mala suerte”.
Rondando a veces por los mil puentes

tristes felinos, gatitos negros,
en centro de males convertidos
tan injustamente por la gente,
pues la misma “la” busca y con creces.

¿Qué culpa habrá en los pobres mininos,
seres vivos que hizo Dios negritos?

Templar el hierro con su propio yerro
es, entonces, de gente ignorante.








18 febrero 2015

El Errante Ermitaño








Anduve por un bosque frondoso
y, a la par corría un arroyo susurrante,
el cual mis pies rondaba celoso,
pues sus guijarros no eran tan radiantes.

A lo lejos, un repicar cantaba ruidoso;
y no era más que un campanario errante,
ermitaño, como aquellos parajes.
Me crucé, así, con seres pasmosos.

Éramos uno, danzando descalzos:
el riachuelo, mis pies y sus brazos;
era la música de las hadas del campo.

Un tono detrás de otro, a pedazos.
Más tenue, más fuerte, a golpetazos...
Así es la sinfonía de los Madrazos.



Exilio





El cuerpo está presente;
el alma, en cambio, ausente:
cuerpo frío y doliente.

Piden algo decente
en alguna otra parte, en cualquier sitio.

Ojos que el miedo han visto
acallando van la voz del olvido,
curando heridas del clavo ardiente.

Larga espera paciente
la de los que lidian con su destino:
tío, sobrino, primo

emprenden su marcha desde el oriente
que, en el fondo, es hiriente.

Con su sayo, a su ritmo,
toman rumbo a su exilio.
Mas esa yaga, la llevan latente.









17 febrero 2015

La Muñeca Rota








Desatábase una tempestad
por vez primera en una noche.
Creen que un cinto fue de castidad,
sin cobardía ni reproches...

Rota una muñeca, un momento
entera mirábase al espejo;
rostro diáfano de integridad,
mas perdido en onda oscuridad.

No fue la vejez su talento
ni el ocre de pasados sueños;
sí, pues, su oculta ïdentidad
que carcomía con ansiedad.

Cual termita en movimiento
que va en pos de su alimento
su huella dejaba en una oquedad,
trémula ante tan cruel impiedad.

Una ninfa en su aposento
observaba con esperpento
su desfigurada realidad:
le fue quitada su humanidad.

¡Pobre muñeca! Ora sarmiento,
ora brizna que eleva el viento.
Por vano don de una voluntad,
con una veleta hace hermandad.

He aquí el final del cuento
y aún dejándonos sedientos,
pues no bebimos la eternidad
de la ambrosía en la deidad...