04 noviembre 2014

Preciada y Preciosa Perla






 A MI PADRE

¡Oh, preciada y preciosa perla!
Que cuando me miras, mi alma incendias.
Dulce dolor a mí me marchita
al saberme huérfana de tu sonrisa.

Con tus amables marfiles me elogias,
encumbras y, aún más, bonificas.

Eres preciosa, pues por ti misma alumbras;
preciada, pues mi mundo llora tu ausencia.

¿Luz o Sombra? Sólo tú lo descifras.

A Diamante en bruto ibas,
hasta el punto en que solo lucías
y cual divino orfebre te esculpías.

¿Necedad o Inteligencia? Sólo tú lo decidías.

Recto obrabas hasta el fin de tus días.
Digo ahora: ojalá en mi “cofre” persistas,
para no perderte nunca de vista.
Preciosa y preciada perla, que mi alma incendias.


No hay comentarios:

Publicar un comentario