Para
un poeta escondido
en honda fosa de sí mismo,
                                                y
equivocado quizá de camino,
 ¿ha hallado tal vez su nido?
Luz cenital, cegadora y celadora de Cupido,
de tan radiante y sublime poderío
abre ahora tus verjas para unirte al destino,
de costumbre, sinuoso, suntuoso y frío.
Añora el poeta un romance novembrino,
uno que tuvo y dejó ir porque quiso.
Alergia tuvo a atarse en compromiso,
lo impedía, pues, su condición de mestizo.
Buscado ha sin ser correspondido
                                              mas
estrella tuvo y con mucho tino:
 agradecido
y a su honor sumiso
      una fémina vino, fue su luz y halló
su nido.