18 octubre 2014

Sobre la Sabiduría





¡Por la esfera de verdad facunda!
¡Basta de ralea novelesca!

Con voz trémula y tal vez burlesca
mostrose infeliz y pudibunda
al saberse ignorante en picaresca,
lo cual la hace no menos profunda.

Reservada a la clase grotesca,
¡se extienda ahora a la más fecunda!

-¡Qué insensatez!-, musita una fresca.
Quedaos, pues, caciques de segunda,
en negra y pestilente ventresca
para no ser esta vuestra pesca...


¡Y la cultura en los pueblos cunda!








Verdades a medias










¿Una libertad real? No,
realmente figurada.
Como creciente quedó,
y al tiempo ya es menguada.

La fuerza que la erigió,
en seguida exaltada,
vino uno y se la llevó.

¡Mía vida apreciada!
¿Cuánto menos me quedó
si toda me fue hurtada?
 
Por tanto, me consoló
una idea alocada
fijada en una canción
por ruiseñor trovada:

“La Libertad que se dio,
ésa un tanto buscada,
llegó un día y se fugó,
pues sintiose engañada.

¿Dónde fue? No sé nada,
salvo que ya regresó
a su humilde morada…”



16 octubre 2014

Haya Paz








 

Fue silencio una noche de verano,
en medio de una inmensa quietud
e igualmente colmada en plenitud,
cual masacre derriba una multitud
enzarzada en trance cercano
a dispar huerto de secano.
“¡Acérquense con la mayor prontitud!”,
casi atinaba a decir un coreano
para que se diesen la mano
como dos célebres hermanos.

Despierta entonces una gran inquietud,
pues ni nobleza ni exactitud
fueron sendas adoptadas temprano,
saludando así al soberano,
quedándose por ello liberados
del yugo con que fueron amansados,
convirtiéndose en imagen de virtud
y dejando de un lado la ingratitud.



La Sinrazón







 Sollozos ahogados en un pozo
de aspiraciones revoltosos,
los cuales, quejosos suplican
por cambios que no claudican
ante el ruego masificado
de los miserables desolados.

Advenediza euforia, efímero gozo
son propios de seres caprichosos.
Hechos recientes magnifican
paupérrimos manjares que pican
unos “pocos” millares frustrados
por fraudulentos cuentos contados.

Duermen todos “ellos” perezosos,
mientras laboran “otros” pasmosos.
Unos cuantos clérigos predican,
mas sólo Dios ve “lo que cotizan”.
De diatribas estaban cansados
y por los congresistas, hollados. 


                                    ¡Intocables, cuando menos victoriosos!
                                      Al populacho le son deshonrosos.

 Hable de millones y ellos brincan;
falsas ganancias, pues perjudican.

Lo que no se “ve” es desechado,
y los que muestran, desdichados.







Atardecer de un Reino









Dos mil noches insomnes son
tremendas de indignación
para aquellos que el alma dejan
en vanas y fútiles promesas,
barnizadas éstas
por ladina imaginación.

Terciopelo o Veneno,
suaves y a su vez traicioneros.
Perfidia en el aire se perfila,
con prosa,
pero
sin prisa.

Ralo interregno regido
en veleidades sumido
es de desidia resultado,
tras haber sido así vencido.

De falsa moral ilustrado,
víctima es de la risa,
escarnio e ignominia
al haber sido magullado
por su propia cornisa.


De yerma tierra ahora hecho,
-se desangra y desgrana,
apergaminado rostro-,
camina ahora avergonzado
en su orgullo maltrecho.

Un Héroe o Villano,
de leyenda caballeresca,
o tal vez quijotesca,
ducho fue en lances y pillaje,
mas ahora es perdido en mar de arbitraje.