Haciendo historia ya estás cambiando la Historia...
31 mayo 2021
21 mayo 2021
#EstrellasDeTinta - Reto mayo 2021
Este microrrelato y relato se engloban en el reto de escritura creativa #EstrellasDeTinta creado por Katty COOL. Las normas son estas para poder participar y así entender la dinámica.
AVISO: No hay contenido sensible (TW)
Sin rumbo
Microrrelato
Bajo Cero
Relato
El domingo 8 de enero de 2017 fue verdaderamente un
día de los más gélidos en la historia del norte cántabro. Pero los casi diez
grados bajo cero que azotaron la comarca fueron lo de menos. Y en esta ocasión,
la participación de los vecinos del área que circundaba el Pozo Tremeo, fue
inestimable:
Llevaba con este cerca de dos días desaparecida. La
última vez que se tuvo nociones de ella fue en un cruce de caminos próximo a la
localidad de Rumoroso, tierra de leyendas motivadas por el propio lago. Según
se contaba, la última persona con quien habló fue una abuela sentada sobre un
poyete situado en ese mismo cruce. Según su testimonio, la joven necesitaba
saber qué camino conducía al norte. Y ya había llegado a Cantabria, sólo que no
a su destino final. Estaba por proseguir su camino cuando la señora la retuvo
para darle y obtener más información. Al parecer, no se percató de las señales,
puesto que ya se encontraba cerca de la casa rural donde hubieron quedado: iba al encuentro de
otra chica con quien se mensajeaba vía correo electrónico desde Málaga. Se la
veía muy entusiasmada por conocerla en persona. Se llamaba Ángeles Pausini, veintitantos
años, tal vez treinta, morena de pelo, metro sesenta y tantos y ojos verdes. Le
sorprendió que tuviera una marca de nacimiento en el cuello casi con forma de
corazón… y ¡el apellido!, que resultó proceder de su tatarabuelo paterno,
oriundo de Faenza y que se afincó en el sur de la península. Pero que si de
algo estaba segura era que iba muy apurada. Decidió acompañarla finalmente en su periplo, al menos
hasta la entrada a la casa rural.
Ángeles quedó sorprendida por la agilidad de la
anciana; se notaba que era “chicarrona del norte” porque se mantuvo estoica en
todo momento ante el frío lacerante sin apenas más abrigo que una capa de densa
lana. La recién llegada, en cambio, y a pesar de su anorak acolchado, tocaba
las castañuelas con su dentadura de porcelana. Eran casi las ocho y media, hora
vespertina del lunes día 2. Al siguiente, resultó que María, su mailfriend,
la sorprendió al haber contratado un tour para que conociera más a fondo el
pueblo y sus alrededores, incluido el famoso Pozo junto con su flora y fauna. Al
bajar a desayunar, sentadas en una mesa de decoración rústica iluminada por un
ventanal con muy buena panorámica del paisaje que las aguardaba, releyeron el
folleto propagandístico con avidez y resultó que por veinte euros más, el programa
quedaría redondo con un viaje en barca para dos por el Pozo.
Tras acallar el estómago, decidieron seguir la ruta
programada. Próxima parada: visita guiada a la Iglesia, vestigio arquitectónico
de la época barroca, propia del siglo XVII. Luego, les tocaría admirar la
belleza de los barrios de San Pedro y Rodil.
Entre el miércoles 4 y jueves 5, se patearon los
barrios de Rosales, Escuelas y Pedroa, disfrutando del aire puro del cercano
mar y de la hospitalidad de sus habitantes que, aunque larga, la ruta no daba
para conocer a sus más de ochocientos treinta. El viernes terminaron por
fotografiar La Venta, El Pozo y Tremeo. Por providencia o por mera coincidencia,
se encontraron con doña Sofía, la misma señora que la ayudó a ubicarse en el
terreno y en agradecimiento, la invitaron a comer en el Café Tucán, a diecisiete
kilómetros desde Tremeo.
Alquilaron un coche modesto.
Tras salir del local, se dieron los teléfonos a fin de
no perder contacto.
A partir de ahí, se le perdió la pista.
Dos días transcurrieron intentando localizarlas. Doña
Sofía, cansada de pulverizar el teclado de su teléfono y de que los tonos no
diesen paso a la melosa voz con deje andaluz de Ángeles o al vozarrón de contralto
de María, decidió ahondar en la parte más silvestre de Tremeo, tomar prestado
un trozo de la tierra que la vio nacer allá en los años cuarenta y lo cubrió con
maleza para luego acercarse a la laguna. Una vez allí, los arrojó a sus aguas
de once metros de profundidad, junto con sus esperanzas. ¿Motivo? Según vetustas
costumbres de sus ancestros, se debía tener en cuenta la dirección que tomaban sus
aguas después de arrojar la tierra: siempre hacia los extremos. Por desgracia, tomó
dirección distinta a la del nordeste, es decir, que lo más probable era que
cambiara el tiempo. Sintió una punzada en el lado izquierdo del pecho.
Con celeridad, propagó la noticia entre sus convecinos, incluido el dueño de la casa rural. Se movilizaron en seguida como si de una cacería se tratara. Se pusieron en contacto hasta con el periódico y radio del pueblo. Avanzaban las horas y sin rastro, los minutos parecieron hechos de melaza. A cada segundo, lo que en un principio venía a constituir una llovizna, se transformó en perdigonada blanquecina. ¡El Pozo! ¿Qué le pasaba? Debido a las bajas temperaturas, acabó congelándose, casi por completo, sí, como también se le quedó congelada en la memoria la imagen de ese momento que pasó con ellas, ya consideradas como sus hijas a pesar de que no hubiera vínculo sanguíneo alguno.
«Dónde estarán esas niñas…»
¿Su cabeza? Un volcán a punto de entrar en erupción. Doña Sofía ya no supo qué hacer salvo… ¡El dueño de la casa rural! Casi se precipitaba la noche del domingo 8 cuando llegó allí. Tras hospedar a sus últimos clientes, este recordó que las desaparecidas hablaron de un viaje en barca por el Pozo. A continuación, dieron la alerta al cuerpo de la UME para que mandaran efectivos a la localización. Doña Sofía se sumó a la batida. El mercurio no dio tregua: casi diez bajo cero. «Señora, déjenos hacer nuestro trabajo, agradecemos su colaboración». Compungida de angustia, vio cómo remolcaban la barca con sus dos remos, una mochila negra de la que colgaba un llavero con las iniciales de Ángeles Pausini García y una libreta cuya primera página rezaba: te quiero, María.
@0606Anas, mayo
Título: Bajo Cero
Estrellas mes: 3
Palabras: 1001
Objetivo Relato: #1
Objeto oculto 1: #13
Objeto oculto 2: #22
Extras:
Protagonista femenina, milpalabrista, Test de Bechdel
Comentarios:
@ErikaFortunity, micro y relato abril; @sinciforma, relato y micro abril; @isefran, relato y micro abril; @jesusakarton, relato y micro abril
AVISO: No hay contenido sensible (TW)
04 mayo 2021
#Reto4palabras Semana 32
Memoria en la vereda
22 abril 2021
#Reto4palabras sem. 31
...Amor mío, otra vez
¡Tuve un sueño! Sueño es porque me di cuenta de que un abrazo no mata. Al revés, me infundió vida al llegar a tu orilla tras mi naufragio por rescatar un clavel. Un paso, tres. ¿Sueño o despierto otra vez? Mi alma plañe en desazón, pues yo sí que te maté otra vez.
05 abril 2021
#EstrellasDeTinta reto de abril 2021
Este microrrelato y relato se engloban en el reto de escritura creativa #EstrellasDeTinta creado por Katty. Las normas son estas para poder participar y así entender la dinámica.
AVISO: Hay presencia de TW en el relato.
...Para siempre
Microrrelato:
El verdadero valor
de la amistad es el que hallé en aquellas tardes de Pepsi y Hawaiana donde demostraste
que más que amante, mejor fuiste como amigo…
@0606Anas, abril
Título:...Para siempre
Palabras: 30
Objetivo Micro: #4
Objeto oculto: #1
Estrellas: 3
Recomendación: Guarida, @MUSAJUE, abril
Enlace:
http://plumakatty.blogspot.com/2021/03/relato-guarida-estrellas-de-tinta-marzo.html
Comentarios: Ídem relato
AVISO: No hay TW (Contenido sensible)
¡Sorpresa!
Relato:
Brillaba la luna de mediodía en lo alto del firmamento cuando acudió a mi memoria el verdadero significado de lo que sucedería en las próximas horas. La señalada. Su hora.
Con cuentagotas, como mermelada reacia a salir de su recipiente vidrioso para ser la delicia del desayuno o, si me apuran, de la merienda, fui aproximándome a la droguería de la esquina para hacerme con una Chyseido, ideal para aparentar mayor juventud de la que ya de por sí tiene una joven de no más de treinta. ¿Otra renegada del paso del tiempo? Demasiado joven aún como para llenarse la cabeza de dinosaurios voladores. Dieciocho con sesenta y cinco pavos que me soplarían por ella en condiciones normales, es su coste; menos mal que conocía a los dueños del establecimiento, que de lo contrario…
Al final me quitaron el pico y se quedó redondo.
Es lo bueno del comercio de barrio.
Es lo mejor de contar con enchufes. Este tipo no cortocircuita.
Regalo en mano, regresé a casa con desánimo… digo, con ánimo de acicalarme medianamente para la ocasión: justo el treinta cumpleaños de Marina. Si lo sé, le compraba la La Mere, más acorde con ella. Pero el bolsillo me llegaba a donde me llegaba; suerte que les dije que le quitaran la etiqueta del precio. Total, cuando la probase y comprobase los efectos en su delicado cutis poco o nada le importaría el coste. ¿Qué esperar de una persona tan resultadista: la trader de Marina?
Con bastante parsimonia abrí de par en par el armario en vistas de materializar alguna prenda que estuviese a la altura. Sin embargo y tras mucho destriparlo, convirtiendo en leonera mi cuarto ya de por sí estrecho, solo logré rescatar una camisa a cuadros con fuerte olor a naftalina y un vaquero algo corroído por la pernera izquierda. Sabía a la perfección qué responder en caso de ser sometido a un tercer grado. A la fuerza –esto lo sabría solo yo, lo de a la fuerza me refiero– diría que me gustaba el estilo retro. Esa sería mi respuesta y a quedar como un señor. Mi trabajo como reponedor no es que me permitiera llevar un tren de vida ni siquiera parecido al de la cumpleañera, ni a su sombra se asemejaría. Lástima que no viniera Edu conmigo. Le tocaba turno de tarde. Así tendría oportunidad de presumir de pareja. Pero esa vez tocaba lanzarse a una piscina a todas luces más seca que el desierto del Sáhara. Ahora me arrepiento de no haberle mencionado ni una coma del evento, de que tenía pensado asistir después de tantos años.
Bueno, sería otra de las pocas experiencias a afrontar con el equipo al cincuenta por ciento.
La hora señalada. La hora de la verdad. Pese a que la cumpleañera lo siguiera negando, ese «año más» tocaría irremediablemente esa misma tarde a su puerta. En concreto, a las ocho y dos minutos. Se suponía que nos conocíamos desde el instituto, todos íbamos si no a las mismas, coincidíamos en muchas clases, las comunes. Yo era su principal confidente, pero luego fuimos perdiendo contacto y cada cual hizo su vida. Ella tenía todas las cartas jugando a su favor, qué esperar de alguien proveniente de buena cuna. Eso era jugar en otra liga y yo, como ciudadano de a pie, tenía que tener muy claro cuál era mi lugar. No obstante, tampoco iba a rechazar su invitación, que menuda tarjeta se gastó, con filigranas y todo a falta de luces Led en los bordes.
Salí al cabo de un rato largo de nuestro mini piso de treinta metros cuadrados cuando noté que iba demasiado ligero: me había dejado el regalo sobre la repisa.
Suspirando de alivio, regalo en mano, mi estilismo retro y yo nos subimos al bus que nos dejó cerca de la urbanización donde residía. Veinte minutos después, la marquesina. Salí con cierto atropello y resignado ante lo que me esperaba. Si ya la fachada imponía en pleno derroche de sofisticación, ni me quería imaginar cómo sería el interior. Nunca había estado allí con anterioridad pero una cosa sí que daba por impepinable: ¡tremendo casoplón! Mi cerebro era incapaz de realizar siquiera un cálculo aproximado de sus dimensiones. Tomando como referencia nuestro mini piso ¿de cuántas veces estaríamos hablando?
Avancé unos cincuenta metros más. Una pequeña pero deslumbrante glorieta, franqueada por una balaustrada de piedra de primeras calidades, daba protección a una réplica de la estatua de la Venus de Milo, de mármol puro, justo en el centro de la fuente, simulando estar en una de esas sesiones de spa, en este caso, a perpetuidad y al aire libre. Me cambiaba por ella. Seguí en línea recta tras bordear a la Venus. Una gran puerta de doble hoja y acristalada me dio la bienvenida. Bueno, ella y la ama de llaves, quien me miró convirtiéndome en una especie de pingüino en mitad de la selva.
Me convidó a pasar con cierto recelo.
El gran salón al que accedí parecía salido de un cuento de hadas, grandes cristaleras, techo alto y con chimenea; la luz lo preñaba. Todo era jolgorio y regocijo, con música chillout de fondo. Le va más a Edu que a mí pero hice de tripas corazón; soy más de los Héroes del Silencio, La Unión y similares de los ochenta… ¡Qué época tan fértil musicalmente hablando!
De vuelta al presente, entre los invitados, de lo más variopinto, elegante y no menos estirado, aparecieron los padres de ella: la madre con un vestido tipo tubo púrpura y el marido con chaleco a juego. ¡Qué monos, a lo Barbie y Ken! Un poco más allá y cerca del piano de cola blanco, como los juegos reunidos, ahí estaban las de siempre, las mejores amigas y cotillas de Marina; me hicieron la vida imposible en el instituto pero ese día pondría cada punto sobre su "i" si hiciera falta. Próximo al mueble bar y ya degustando el ponche, estaba el guaperas de la clase o, al menos, se lo tenía creído, que de sueños también se vive. No es mi tipo; mi Edu le da vuelta y media.
¿Cuánto iba a durar la fiesta? Ni se sabía.
Ya no quedaba mucho para las ocho. Las campanas del timbre no paraban de repicar. No con cuentagotas como me desplazaba yo hace escasamente unas horas antes pero sí con ritmo continuo venía el resto de invitados. Casi creí estar en mitad de una estampida de trajes de Prada y Armanis. En definitiva, ¿por qué tuve que decirle que sí? ¿Qué hago yo, uno que va a lo Granjero Busca Esposo en un convite de altas esferas?
A lo hecho… De repente la música cambió por una voz rayada en lo estertóreo
instándonos a dirigirnos a la pérgola que había en el jardín. A saber para qué tanto
movimiento si con quedarse en el salón bastaba. Pero no, lo mejor de la fiesta
se lo reservaron para ese emplazamiento.
Me dirigí hacia allí cual corderito obediente.
Algo gordo tenían preparado. ¿Un show?
De un momento a otro vino hacia nosotros una fila india de camareros; portaban lo que parecía ser una gran tarta de cuatro pisos. Merengue, chocolate y almendras por lo que alcancé a ver entre brazos, espaldas y cabezas. Todo bien hasta que uno de los porteadores tropezó o resbaló con algo ¿una lámina de plástico? A saber, tampoco es que me importara demasiado. Casi en efecto dominó cayeron los tres o cuatro que iban delante y la tarta se quedó sin su ático. ¡Qué cuadro!
Alcanzaron a colocar lo que quedaba del dulce en el centro del merendero entre el resto de viandas. Lo que más llamó mi atención fueron los canapés con figuras psicodélicas; la alta cocina tan de moda.
Se notaba que podía permitírselo.
Se hizo el silencio de forma brusca. Me pareció oír de uno de los camareros que una copa de Champán malogró el equipo de música. Me resultó raro viniendo de gente tan acaudalada. ¿Es que tan pronto agarraban tales cogorzas? ¡Bienvenida, Bacanal!
La voz de nuevo.
¿Se trataba del preestreno de una película?
Se hizo de rogar pero al fin. Con pompa y platillo ahí estaba, pletórica y enfundada en su vestido palabra de honor blanco hueso. Seguía manteniendo la misma esbeltez pero tan ceñido lo tenía que dio solo dos pasos a duras penas y, primero, se le rasgó el costado derecho dejando al aire su lencería fina y, segundo, en un intento por cubrir las vergüenzas se le partió uno de los tacones de vértigo. Creo que eso estaba ligado a pasearse por la vida de puntillas…
¡¿De puntillas?! Mis ojos no dieron crédito.
¿Edu? ¿Que mi Edu estaba aquí y corría a socorrerla?
¿Y a qué vino eso de…? ¡¿Le comió la boca?!
Entonces, cogí y les vacié la Chyseido encima, cagándome en todos sus muertos.
En una radio que había cerca, me desfogué poniendo a todo trapo a mis venerados Héroes del Silencio…
@0606Anas, marzo
Título: ¡Sorpresa!
Estrellas mes: 3
Palabras: 1500
Objetivo Relato: #13
Objeto oculto 1: #20
Objeto oculto 2: #23
Extras:
Comentarios: @MUSAJUE, relato marzo; @ErikaFortunity, micro y relato febrero; @sinciforma, relato y micro marzo; @isefran, relato y micro marzo
AVISO: TW (cagándome en todos sus muertos)
31 marzo 2021
17 marzo 2021
-
Eres forja de nueva episteme Con tus soledades por palmeras, Cubriéndote las espaldas —En prevención— por si te pierdes Donde los sil...
-
De mirar perdido, rostro angelical, cautiva anda – y es – de su pensamiento. Tal vez sea aún del enamoramiento o tal ...