Lágrimas negras de unos ojos se apean
a causa de autoinfligido destierro...
Fetiche del, una falda de altos vuelos:
“Juras un te amo y un te adoro y un te quiero…
y al final todo vino más que a menos”.
Musita así ese torrente en la platea,
donde platican entre ellos los sueños,
precipitado hacia el abrevadero
para –como pueda– sorber afable.
Mas aumentó desmesurado su cauce
lóbrego por lasitud del culpable,
al cual espera para que unas luces
surjan suyas cual haz irrefrenable
pa’ que de esas lágrimas surja un ‘sauce’...