Pareciste por un día derramarte de mi mente
Cual lágrima tardía del deshielo de las nieves
Anunciando, de la viva primavera, su venida.
Allí estabas por un día; al siguiente, tierra baldía
En la que se abre camino un lecho fingiendo ser tu pecho
Y, sin embargo, tras de sí, va dejando el pulso de tus latidos.
¡No, no por favor, que no me ahoguen en desértica sima!
Conscientes de no tomar más de lo que puedan dar,
Se dispongan a colmarla de un amor octogenario
Al que le de por vivir sin permiso de su amo...
Un instante por un día.
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