Echado a suertes tu sentir,
Por mí fluye cual Guadalquivir.
Río de brasas inundado
En eterno sobrevivivir
De ojos incendiados
De un corazón, TU corazón,
Que nunca jamás podrá
Vivir sin mi latir.
Noche febril la nuestra,
Perdida en juego infantil
Donde son los cascabeles
Quienes doblan
En nuestro campanario de marfil.
En delineantes nos convertimos
De nuevas curvas trazadas en nuestra piel
Mientras te embriagas tú de mí
Y yo, a cambio, me sacio de ti.
¡Quiéreme, quiéreme así, virginal,
Muy en el fondo de ti!
Que como me vi, te di
Desde lo más sacro de mí...
No hay comentarios:
Publicar un comentario