Yo, alma vieja
Que sabe poco y nada sabe.
En cárcel joven habito
Y con el paso de los días
Un deseo tengo y me derrito:
De mayor quisiera al mundo mirar
con los ojos de un recién nacido,
Del que un nuevo olor le conmueva,
Del que un nuevo tacto haga su sayo,
Del que extrae música del ruido,
Del que, con gusto, gusta ser tu amigo.
Del que con todo ello,
Aún se acuerde de aquello
Que, con ardor, movía su mundo.
Esas pequeñas e inocuas cosas
Que por obligación , deber y desconfianza
fueron sepultadas a la más oscura morada.
Y en morada oscura su historia queda...
Por eso yo, alma vieja,
Hoy bailo sobre calaveras,
Las mismas que reavivan la intuición,
Las mismas que me nutren de pasión
Por ver, oler, palpar, probar y oír,
Ese fuego que a oscuras camina
Pero que siempre todo lo ilumina.
Que nada sabe o sabe poco.
Lo necesario y justo o eso es dicho.
Yo, alma vieja.
No hay comentarios:
Publicar un comentario