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06 julio 2022

EL MAESTRO DE LAS MIL CARAS: NO HA SIDO LEONARD





Tras recibir un disparo en la batalla de Petersburg, Leonard, un humilde afinador de violines natural de Kentucky, cae mortalmente herido dejando sus promesas incumplidas: llegar a ser todo un maestro de la armónica, vencer a la Confederación como soldado voluntario y empezar de cero junto a Aaliyah, la esclava que conquistó su corazón a orillas del Cumberland . Sin embargo, dos siglos después, tendrá una segunda oportunidad de retomar lo que dejó a medias: reencarnará en Noah, uno de los mejores neurocirujanos del Sinai’s Willows, prestigioso hospital en la ciudad de Los Ángeles.


Pero nada es gratis. Leonard (ahora Noah) tomará la decisión de convertirse en otro maestro, esta vez de las mil caras, al verse envuelto en una trama de terrorismo al más alto nivel que pretende imponer un nuevo orden mundial, al tiempo que descubre la existencia de un hermano gemelo que puede ser determinante en su investigación y que su amada no murió para siempre, sino que ha reencarnado en otra mujer de la cual acabará enamorándose… de nuevo.


Espionaje, envidias, dudas, miedos y prejuicios vienen a ser los ingredientes ideales para que la tormenta perfecta se desate, mientras su peor enemigo camina más cerca de lo que cree.


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EL MAESTRO DE LAS MIL CARAS es una apasionante historia en clave de ciencia ficción con pinceladas de realismo mágico que plantea la realidad desde una perspectiva crítica y que nos anima a creer que, pase lo que pase, siempre cabe la posibilidad de descubrir y cumplir nuestros propósitos de vida, ya sea en esta o en la siguiente reencarnación. 

04 julio 2022

Fiel sombra




Cada vez que me ves pasar

Insistes en la misma pregunta:

¿Que qué me pasa, dices?

La misma vida me pesa y pasa

Porque pasé de mí y ahora es ella

La que me etraviesa con su lanza,

De palmo a palmo,

De muela a muela,

Sin templanza.

Haciendo conmigo una matanza.

Y la luna, al fondo, presidiendo la noche,

Mi noche, y quizá sea la última

Pues única es viendo mi sangre verter.

¿Y de verdad preguntas qué me pasa?

Más bien es tu abandono el que pesa

Y me pesa tanto o más que aquel

Desplante tuyo en ese amanecer

De ese tildado ya como fatídico día.

Entonces ¿cuál es la razón de ser,

Si a este paso hasta la nada me pesa

Porque con prosa avanza mi vida?

Hecho un poema ando en melancolía,

Insulsa compañía que, por hache o por be,

Desde que nací es fiel sombra a la vera mía.




Fdo.: El Maestro en el «Exilio».

28 mayo 2022

Una carta






Huíste con ellas, las letras: de la nada surgiste, me sedujiste y quedé de rodillas. Fugaz, como viniste te fuiste, Estrella y en tu lugar una carta bañada en lirios llenó de rubor, ya cárdeno, mis mejillas, porque decías: «no seré tuya, pero te quiero, mi vida».

28 marzo 2022

Injusticias



¿Me hablas de injusticias, hermano? Son tantas en el mundo que no sé muy bien en qué orden de prelación se encuentra mi caso... 



22 febrero 2022

¡Benditas horas extras!






Era inevitable. Parecía mentira que hubiera transcurrido un año. De nuevo febrero y las «plumas de Cupido» parecían ser ubicuas... para mi fastidio. Aún su cara de espanto perduraba en mi memoria, incluso me asaltaba en la ducha o mientras me afeitaba. No era de extrañar que lo dejáramos, y de qué manera. Ni siquiera ella tenía la culpa. Simplemente, me pilló desprevenido. Parecía nuevo en esto. Qué remedio; el mal estaba hecho. Tenía que cumplir... con mi deber. Y dejémoslo ahí, al menos de momento.
Llevaba trescientos sesenta y cinco días en régimen de semireclusión domiciliaria hasta que me auto otorgara la «condicional» o recibiera otro encargo. Con solo pensarlo me dan arcadas y siento un arpón clavado en el corazón, atravesándolo de aurícula derecha a ventrículo izquierdo.

Maldigo el día en que todo sucedió. Fue rápido, sin vuelta atrás ni palabras de más. Estaba claro que con un trabajo así, sería imposible llevar una vida normal:

Las diez de la noche. Me planté en la oficina de su jefe con el sigilo que me caracteriza. Conocía los puntos ciegos, así que las cámaras de vigilancia fueron el menor de mis problemas. Despejado. Únicos testigos: el mobiliario y una impresora. El silenciador hizo el resto. La nuca del sujeto comenzó a sangrar y se desinfló cual globo. Un objetivo menos en la lista y por el que me pagarían un buen pellizco: era un pez gordo de la Calabresa. Fantaseé con la idea hasta que una voz a mi espalda me hizo bajar de las nubes: mi entonces novia; horas extras, y a buenas horas para mí. Se disponía a llamar a la policía, pero mi destreza fue más veloz.

Continúo en busca y captura a día de hoy, pero con otro encargo que me da de comer.

23 enero 2022

Halloween, mi segundo nacimiento









Mi nombre era Samuel. ¿Apellidos? Ya no importan tanto. ¿Razón? Bueno, cuando vas hasta arriba de metas como que pierdes el contacto con el mundo real. ¿Mundo real he dicho? Si creo que ni yo lo soy. Insisto, mi nombre era Samuel. Tengo cuarenta y ocho otoños y como tantos otros de mi quinta, sigo bajo un techo demasiado familiar para mi gusto.

Ya no aguantaba más esa noche.

«¡SOY UN HOMBRE!», le grité con saña a la apocada de mi madre. A mi padre había que darle de comer aparte; mi testosterona era mucho más potente que la suya, más vetusta. ¡Demasiado culto he sido para un hombre de su calaña! Y tampoco es que lo mereciera. ¿Puedo llamarme, entonces, justiciero?

Esa noche de novilunio fue mi cómplice silente: las dos de la madrugada del 31 de octubre de 2011. Ese día representó mi muerte pero también el nacimiento de un nuevo ser: quien soy hoy.

Esa noche como digo, iba ciego como nunca antes. Esa sensación de cero límites ¡no tenía precedentes! Estrechas en mayoría, deambulé por calles sin nombre, huérfanas... ¿Seguía siendo Soria? Carecía de rumbo aparente hasta que me topé con una tía vestida totalmente de negro, incluido su sedoso y espeso cabello. Atractiva a más no poder; ojos lascivos... ¿O era un tío? Poco importa. Lo que desconozco es cómo lo hizo, pero se comunicó conmigo por telepatía.

Me arrastró a un rincón.

Salvajes, los orgasmos se sucedieron.

Visto y no visto.

Desapareció.

Sin embargo noté algo suyo dentro de mí; aquello era poderoso e inenarrable a la vez. ¿Demasiado culto? Más bien era un bulto del cual desaherme.

Lo necesitaba.

Sentí sed.

En breve, la casa de mis padres.

¿Levité?

Todo oscuro.

Cuchillo en mano.

Su habitación.

Dormían.

Aquello fue una sangría; Déxter Morgan, un bebé a mi lado.

¿Apellidos?

¿Mi nombre era Samuel?

Mejor llámame... Mister Blood.

11 diciembre 2021

Va de tostadas la cosa...

 



—¡Telma! ¿Dónde andas? ¡Libros! ¡¡Libros!! ¡¡¡SIEMPRE LIBROS!!! ¡¡Déjalo ya y ven a la cocina!!

—Descuida, mamá; ya vendrá. Seguro que está en la ducha. Siempre ha sido una lentorra.

—Mira, Luisa... Que sea tu hermana no es excusa para que la justifiques todo el tiempo. Así que tengamos la fiesta en paz. ¡Tú, como tu padre, siempre mimándola!

—Buenos días, cariño; familia. ¿Hablábais de mí?

—Otro creyéndose el ombligo del mundo...

—¿Ombligo? Primero que todo, suaviza esos ánimos. ¿Se puede saber qué tripa se te ha roto? Siempre igual. ¿Te apetece que esta noche te lleve a cenar y recordamos «viejos tiempos»?

—¡Qué buena idea, hijo! Creo que os merecéis un poco de intimidad. Ya bastante hacéis por nosotros, mantener la casa, el trabajo.

—¿Quién te dio vela en este entierro, doña Perfecta?

—¡Lo ves! Papá, Telma y la abuela tienen razón. Contigo no se puede hablar. Lo tuyo es «ordeno y mando». Papá, ¿me pasas el zumo de arándanos?

—Por supuesto.

—¡Santo cielo, esta niña es incorregible! ¿Podremos desayunar juntos y en paz en esta santa casa? ¿Se puede saber dónde se metió tu hermana?

El bebé empezó a llorar.

—¡Déjala, Carmen! Se estará poniendo guapa para ver al novio, que estará al caer. De «alguien» lo aprendería. Entre eso y el manuscrito que la trae de cabeza, ya me dirás.

—¡No me cambies de tema, Andrés. Además, lo mío era diferente.

«Sí, sí...», musitó Luisa.

—Bueno, aparte, ¿no tenía que entregarlo hoy como fecha límite? –apuntó doña Perfecta.

—Es verdad, pero anda, Luisa. Haz el favor...

Dejó al bebé en brazos de su abuela.
Avanzó hacia el cuarto de su hermana.
La puerta, entreabierta.

—Te estamos esperando para desayunar.

Sin respuesta.

«Vaya, estará profundamente dormida.»

Ya dentro, la zarandeó con suavidad. Nada.
Un segundo intento más vigoroso. Tampoco.
Posó dos dedos sobre el cuello...

—¡Dios mío! ¡Venid! ¡Telma está...!
—¡Tostada, que se te quema la tostada! ¡Vamos, bajad de una vez!

¿La meta a cien metros?


Tenía que hacerlo. Esta vez no se conformaría con acariciarlo. El preciado metal debía acabar adornando su cuello. Eran los Juegos Olímpicos y quería que el pueblo japonés recordara su nombre por siempre. Amadou Okay era un atleta senegalés que venía con una meta clara: bajar de los nueve cincuenta y ocho de Bolt, afirmación que repetía constantemente, pero... «Si te quedas sin insulina, ya sabes cómo proceder», insistía su preparador físico.

Vista puesta en su calle: la tres. Corazón en un puño, justo el que tenía apoyado en la línea de salida. Boqueaba mientras se decía incesante que la medalla era suya. Sentía las sienes presionadas por un público tanto o más ávido de triunfo, amenazándole supuestamente con volverle la espalda para los restos, renegando de su existencia. ¿O era su mente la de la jugarreta? Comenzó a transpirar de forma abundante; le pareció estar viendo una constelación de estrellas danzantes. Bajó la cabeza.
Al ver la situación, varios responsables del evento se le acercaron preocupados por su estado.
Se retiraron en breve.

Okay les dijo que todo iba bien, que era su método de concentración. Al rato, el mismo aluvión de recomendaciones de su especialista agolpaban su cabeza nuevamente. «¡Ya, ya, ya lo sé!», voceaba para sí, ignorante de las miradas inquisidoras de las calles aledañas. ¿Lo tomarían por loco?

Al fin, la cuenta atrás. Todos en sus puestos. Adrenalina. Tensión. ¡El disparo! Calles centrales disputándose la victoria en menos de diez segundos con la aventajada siete. Contra pronóstico, la número cinco se alzó con el segundo puesto.

El marcador luciendo un nueve cincuenta y siete intermitente. ¡Un nuevo récord!

Okay... ¿Dónde estaba Okay? Dos cucharaditas de vinagre de manzana disueltas en ocho onzas de agua saciaban su garganta:

—¡A esperar otros cuatro años...!



06 septiembre 2021

Malas Influencias - La Reseña








Malas Influencias - La Reseña 







«Una vez sabes qué preguntas hacer,
los muertos hablan por los codos»,
pero...
»Las preguntas revelan mucho más de quien las hace 
que las respuestas de quien las responde».

 



Sinopsis


Un empresario asesinado. Una enigmática autora de literatura erótica y novela negra. Un secreto del pasado. Un misterioso manuscrito que nadie ha leído. Una joven aspirante a escritora sin nada que perder. Una carrera contrarreloj por la costa del Cantábrico. Punta de la Escalera, Asturias. Aquí es donde, en la antigua casa de su abuela junto al acantilado, sobrevive Miranda García. Miranda García nunca ha resuelto un asesinato en la vida real. Eso sólo ocurre en las novelas y en las películas de sobremesa que ponen en televisión los sábados por la tarde. Miranda García tampoco ha triunfado con su primer libro. No tiene legiones de admiradores, ni un brillante futuro por delante, o una abultada cuenta corriente. Nadie ha intentado nunca matar a Miranda García. Miranda García, por mucho que le pese, no es alguien especial. Sin embargo, una llamada a medianoche está a punto de terminar con todo esto. Punta de la Escalera, Asturias. Aquí es donde, en una solitaria casa junto al acantilado, vive Miranda Grey. Aquí es donde da comienzo «Malas Influencias».

Durante el verano de 2018, Miranda García, una escritora aficionada que se recupera de su reciente divorcio, ve cómo su vida da un giro de 180 grados al verse envuelta en la investigación del asesinato del empresario Daniel Urtice, esposo de la enigmática autora de novela negra Norma Seller. Enfrentándose a la oposición del Inspector Torres que no está de acuerdo con que una escritora ejerza de detective amateur, Miranda no descansará hasta sacar a la luz una oscura trama de secretos, infidelidades, negocios turbios y traiciones en la que todo parece girar en torno a uno de los manuscritos de Norma Seller, y donde nada será lo que parece. La verdad solo llegará tras un frenético recorrido por el norte de España en el cual Miranda deberá poner en riesgo no solo todo aquello que ama y en lo que cree, sino algo aún más importante.
 



Introducción 


Inserto en el norte de la península ibérica, nadie sospecharía que en un paraje de vistoso verde  pudiera tener lugar un espantoso episodio no apto para gente con la sensibilidad en un más que dudoso equilibrio. La lectura de Malas influencias me ha metido de lleno en una carrera de fondo que lo era a ratos para, de pronto, dar el esprín correspondiente a una de cien metros lisos. 

El mar Cantábrico de fondo, cómplice silente perfecto de las fechorías transcurridas a lo largo de esta narración. Me parecieron el cóctel perfecto para el argumento de esta película de sábado noche a visionar a solas o en compañía. Noté, de hecho, ese ambiente congestionado de suspicacias incluso dentro de relaciones en apariencia sólidas como fortalezas rocosas. Nada más lejos de la realidad, pues no he hecho más que asistir a un juego muy bien trenzado de máscaras que Marc R. Soto ha conseguido orquestar y con suma maestría. 

Es en definitiva un thriller al más puro estilo hollywoodiense, que no te da tregua y al que poco o nada le falta, ni siquiera las dosis justas de sangre, suspense y sensualidad (digo bien, pese a que no lo parezca) como buena novela negra que se precie. 

Perderse por la ruta propuesta para aderezar un escenario como este, requiere de veras armarse de una mente lo suficientemente fría a fin de no sucumbir ante las sorpresas que acechan en la sombra de cierta buhardilla... 



Los agentes implicados

¿Por qué no? Voy a empezar justo por esa 'buhardilla', en concreto por su esquiva y recelosa dueña: Norma Segura, alias Norma Seller. Me sugirió ser un personaje con mucho juego y que aparecía cuando y donde tenía que aparecer. O mejor hablar en plural de ella ya que mientras una, a mi juicio, representa la inocencia infantil que lo explorá todo sin reparos, la otra (Seller) viene a ser el desengaño, el encontronazo con una realidad que no era tan de color de rosa. En parte, me he identificado con ella porque, no en esa situación exactamenre, pero sí en otras simares me he visto envuelta y desde luego que hasta he llegado a entender la razón de muchos de sus actos posteriores "al descubrimiento de ciertos asuntos".

Por otro lado y sin alejarnos tanto de ese 'espacio tan íntimo', está digamos su amiga del alma (por no tildarla de "siamesa"), ya que cual lapa ella siempre estaba a su lado, como si fuera su mismísima sombra pero ya despegada del suelo. Hablo de Carmen. Para mí es una mujer que quizá haya pasado por algún proceso de estigmatización o incluso acoso sistemático en su juventud; no lo pudo superar y se lo trajo consigo a su edad más adulta. Concluí que toda su realidad se basaba en una secuencia de proyecciones partiendo de la afirmación que a mi parecer la delata: «Y cuando poco después ella estuvo a punto de perderlo todo, yo estuve a su lado.» Es aquí donde entraría el juego de proyecciones en el sentido de que la propia Carmen, puede que en su pasado también lo perdiera todo y ahora vuelca ese apoyo del que no gozó pero de forma enfermiza y obsesiva hacia su ídolo: Norma. ¿En cierto modo sería un poco víctima también? 

Dando bandazos, y es literal si seguimos la estela de la narración, tenemos a Miranda García, alias Miranda Grey. No al nivel de Carmen, por supuesto, pero sí que en Norma encuentra su referente literario, un espejo en el cual mirarse y tomar ejemplo en sus "primeros pasos" dentro del gremio. Sin embargo y gracias a su personalidad impetuosa, consigue dar pasos de gigante no solo en el plano "profesional". Empaticé con ella porque también soy un poco así, con esa curiosidad innata que en más de una ocasión nos pone en algún que otro aprieto. Pero aquí, como «nada es lo que parece», como un huevo, bajo todo ese atrezo aguerrido se camufla su parte más sensible.

Y no, no he marginado al sector masculino de esta trama; no tienen ningún desperdicio tampoco:

Empecemos por Ricardo Alcázar, alias 'el ex' de Miranda. Para mí, un tipo formal que se comporta acorde con su cargo de comisario, además de ser un hater declarado de la Seller. Pero, como todo se contagia, también tiene su "clara" al igual que su 'Mir', hecho que me convenció de que seguía siendo humano. Sin embargo, y aunque a regañadientes como buen cascarrabias, hizo lo que tenía que hacer: otorgar un salvoconducto a partir del cual nos desenreda la madeja. 

¿Nos vamos al lejano oeste? Porque al parecer un «vaquero» anda suelto por Santander. Hablo del inspector Alejandro Torres, alias Álex quien al principio, con las suspicacias propias de un policía de raza, acabó confiando en la voz de su instinto y de las evidencias que contaban a gritos sordos la verdad. ¿O mejor dicho, verdades? Me alegró su desapego final con el pasado... Y ahí lo dejo. 

Parece que esto va de tres en tres. Me falta el bueno de Jesús,  que lo mismo que tiene de "agente literario" lo tiene de oportunista. Pero existe algo que pone cada pieza en su sitio cuando llega el momento: el karma. Sin embargo, me gustó de él su manera de cambiar de enfoque las circunstancias acaecidas y los sabios consejos que indirectamente también me daba a mí. 



La Estructura

La novela de Soto se divide en tres partes bien definidas, como de tres actos se compone una obra teatral. Y digo bien, puesto que cada personaje interpreta a la perfección sus roles teatrales. En efecto, como «las apariencias engañan», en cada parte los distintos personajes van descubriéndonos su otra cara (u otras) cual caleidoscopio. Por tanto me parece muy acertada, en mi opinión y gracias a ello se ha mantenido el suspense hasta el final. Con lo cual, anticiparse aquí es inútil y eso juega a favor del autor. 



El Autor

Tuve la suerte y oportunidad de entablar conversación en redes sociales con Marc R. Soto. Natural de Santander, me pareció una persona con gran sentido del humor y que al mismo tiempo «es una tumba». Digo esto porque aún recuerdo que le comenté algo así como que no iba muy desencaminada respecto a la autoría del crimen y directamente me ha dejado boquiabierta. Lo que sí me atrevo a confesar es que es un autor del que puedes lograr tener  nociones acerca de cómo escribir novela negra porque, insisto, ha demostrado ser todo un maestro. Tener, no tengo peros, sí laureles y «Buenas intenciones» de mi lado. 



Mi Fallo 

¿Y qué hay de la víctima? ¿O debería expresarme en plural? Juzguen ustedes mismos tras la lectura de la Novela, pero pongo el foco en la versión oficial, en Daniel Urtice quien, como muñeca rusa, me pareció rivalizar con el mismísimo Copperfield, "azafata" mediante.

Recomendación: cuidado con tus círculos, no vayan a ser Malas Influencias

09 agosto 2021

El Día que Dejamos de Creer en los Ángeles: La Reseña






El Día que Dejamos de Creer en los Ángeles

La Reseña






«—¿Quieres que vaya al grano?
»—Please, darling: hazme mucho más sabia, porque belleza me sobra.
                         »—[…] Si tratas de modificar algo de lo que ya fue, corres el peligro de alterar 
                            peligrosamente lo que es en el ahora y mucho de lo que será en el mañana.»


Sinopsis

Año 2047. La vida de la detective Michelle Cavelier da un giro inesperado cuando acepta echarle una mano al Señor de la Muerte, un ángel impredecible y caprichoso, empecinado en desvelar el misterio que ronda alrededor de un brutal asesinato, cometido por otro ángel. Lo que parecía ser un simple favor, una investigación de rutina, de pronto se convierte en un viaje alucinante a los recuerdos de Michelle para averiguar lo que sucedió con una misión fallida y mortal, borrada de su memoria muchos años atrás. El Ángel de la muerte decide violar algunas reglas para tratar de recuperar lo que desapareció de la mente de la detective. Mientras tanto, una adolescente llamada Isabel quiere hacer algunos ajustes a su aburrida existencia, sin sospechar que uno de esos cambios —perder su virginidad— despertará fuerzas poderosas que pondrán a temblar a la nueva clase dirigente de la Tierra: los ángeles, que conviven con la humanidad desde hace más de veinte años en paz y armonía (por ahora).

El día que dejamos de creer en los ángeles es un thriller distópico entreverado de fantasía y ciencia ficción que engancha al lector desde las primeras líneas.


Introducción 

¿Por ahora? 

Me he tomado la licencia de comenzar esta reseña con la cita inicial que llamó mi atención por esa afirmación final tan lapidaria, la cual y lejos de restringirse a la mera ficción, resulta certera. 

Escrita con espíritu transgresor y visión futurista, El día que dejamos de creer en los Ángeles es la primera novela de Mariano Estela Aldana, de quien hablaré más adelante. Esta narración me sumergió en una realidad cuando menos inquietante pero no tan remota como parece dado el auge constante de tecnologías de ultimísima generación. 

En un primer momento me llevó a congraciar Regreso al futuro con El Quinto Elemento, el primero por los viajes temporales de McFly (a bordo del Delorean) y el segundo porque está ambientado en un entorno altamente tecnológico (con vehículos que también desafían las leyes gravitacionales). 

Pese al avance tecnológico y que este beneficie para un mejor abordaje, los métodos de investigación siguen siendo los mismos y en mi opinión es muy positivo que así sea: toda ficción tiene un "anclaje" en lo real. 

Viajamos en el tiempo a través de los recuerdos y ese es uno de los aspectos que la diferencian de otros títulos que haya leído anteriormente. Decir que fue un "flechazo". Si hay algo que me apasione es el tridente pasado - presente - futuro, sumado al ocultismo de varios pasajes, que me sorprendió para bien, superando con creces cualquier tentativa que pudiera tener mi imaginación. Pero sí que me llevó a pensar en un "gobierno único", en apariencia feliz, y nunca hubiera contado con la presencia de semejantes plumas. 

Este contexto de armisticio humano-angelical no me dejó indiferente y claro que repito en la segunda remesa. 


La Estructuración 

Como comentaba, un escenario tan heterogéneo, cambiante y que se mueve en distintos planos temporales exigía una estructura que no hiciera chirriar el engranaje. Dividir la trama en cinco «libros», me pareció un acierto ya que de ese modo no me desconecté en ningún momento de la historia, manteniéndome en vilo a la espera de lo que pudiera suceder con las cacatúas

A medida que leía, me gustaba anticiparme, pero muy contadas veces mis cábalas coincidían con la propuesta del autor. Y he aquí otro factor distintivo: son libros con nombre propio, a cada cual con su personalidad inherente, cuya esencia permanecía constante cual leitmotiv

Me encantaron los giros argumentales con que me he topado aquí y, encima, son coherentes  y no menos sorprendentes. 


Los Personajes

Destacaré los que me parecieron las piezas fundamentales del mecanismo y daré mi opinión dos a dos:

1) El Ángel de la Muerte y El Señor de las Sombras: dos entes celestiales poderosísimos, el primero irreverente por naturaleza, con cierto engreimiento y que, a priori, parece ostentar el don de la omnisciencia entre otros; el segundo, quiere dárselas de Gentleman, más oscuro si cabe, pero en realidad es lo más parecido a un sicario; lo supe desde sus primeras intervenciones e intranquila me quedé porque algún as se guarda bajo el ala. Además, este último sí que parece no tener corazón (lógico por ejercer su función), a diferencia del primero o eso fue lo que me sugirieron los acontecimientos.

2) Juanfe y el Capitán Wright: Todo un bonachón cuyos sentimientos es reacio a mostrar por vergüenza y que aceptará su destino aunque al principio a regañadientes por "desconocimiento", Juanfe es de mis favoritos también por su actitud altruista y protectora (la valiente Elena). El 'Capi' me pareció todo un líder motivador que bien podría hacer andar al bueno de Lázaro y que, como Juanfe, pondría la mano en el fuego por sus subordinados (cabo Torres incluido). ¿Pero qué traerá su otra faceta? Seguro algo gordo. 

3) Michelle Cavelier e Isabel: Se dice que lo mejor viene al final. Entonces, ¿cómo no mencionar a estas damas cuya presencia tiene visos de ser crucial? Por una parte, la Cavelier me ha parecido una mujer de armas tomar a la que cualquiera se atreve a intimidar sin salir escaldado/a y, sin embargo, tan solo dos mestizos (Helga y el asistente del delegado) fueron capaces de doblegarla, cada uno a su manera y hasta aquí puedo leer. Por otro lado, Isabel se me antojó como la "típica joven incomprendida" y, por tanto, rebelde pero con causa y siempre porsilasmos (me encanta esa expresión, lo que la hace más natural, más ella con la curiosidad de cualquier polluelo neonato). He de confesar que me identifiqué con ambas, con Michelle de inmediato pues es de los pocos personajes con los que comparto tanto, como si fuera mi doble. Pero el destino es caprichoso, ahí lo dejo.

E inventariando un poco, a mi juicio, hay un personaje que requería mención aparte por su estatus de eminencia en el escalafón celestial:  el Querubín, un ser superior en todos los sentidos y con una dieta tan peculiar que me llevó a pensar que era tanto o más despreciable que El Señor de las Sombras, pero me sorprendió para bien el hecho de que tras su extravagancia desmedida, haya caridad (y no poca); los hechos así lo atestiguaron. Me dejó expectante y ávida de ¿otras demostraciones de su particular probidad? Porque «Los tratos con los humanos eran simples: ellos seguían dirigiendo sus naciones mientras los Ángeles asumían una posición de seres supremos. Muy simple: unos arriba y otros abajo

Lo sensato: adoptar una posición neutral para no sufrir las duras consecuencias. 


El Autor

¿Qué hacer sino desaherme en elogios ante un autor revelación que no creía serlo? Decir que comulgué con su estilo narrativo desde que me atreví a leer –intrépida de mí, como Michelle– el prólogo y primer capítulo. Automáticamente, confié en que se acabaría publicando y helo ahí. 

Oriundo de Colombia, Mariano ha demostrado tener pleno dominio sobre cómo construir una historia consistente y bien trazada para que te deje con la miel en los labios gracias a sus finales abiertos; lienzos en blanco que rellenar por nuestras mentes inquietas pero con la certidumbre de que la incertidumbre va a ser la constante protagonista. 

Mediante el uso de un lenguaje con múltiples registros, desde el más formal al más "callejero" y según qué personaje, creó un clima óptimo del que ya soy asidua. Resultado: un escenario fresco y en constante evolución reflejado a través de los personajes y sin abandonar el tono sarcástico. 

Ahora bien, dejando aparte el aspecto más profesional y técnico, como persona también me ha demostrado ser un tipo jovial,  íntegro y generoso al que no le importa echar una mano a quienes realmente lo necesiten. Doy fe. 

Como dijo Max Estrella en otra obra homónima, me quito el cráneo... 


Conclusiones finales

Y pensando más a largo plazo, ¿dónde y cómo estaremos en 2047? Por mi parte la respuesta es clara: si me preguntaran qué llevaría conmigo ante un cataclismo como el descrito por Mariano, esta novela se convertiría en mi mapa y brújula.  

De hecho, vamos por más de la mitad del 2021 y el estado de salud (medioambiental, social y geopolítico) del Planeta que habitamos no es que sea tan boyante como cabría esperar y  El día que dejamos de creer en los Ángeles da pistas sobre cómo podríamos reencauzarnos para dejar de estar abocados a la Nada, destino que aún podemos eludir si ponemos un poco más de conciencia de nuestra parte.

Representa, en líneas generales, una llamada de atención a sabiendas de que estamos en tiempo de descuento.

Por tanto lector, discrepes o no del despertar, en efecto este Título lo tienes recomendado. 

Feliz viaje. 


05 marzo 2021

Los Amantres





Eso es, tú corre... En la vida a veces tengo que hacer cosas que no me gustan; esta es una. Pero me consuela el haber sorbido su esencia, tenerlo a él mientras te hacía mía...