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29 junio 2022

¿Para qué había nacido?






Desconocía para qué había nacido.

Algo sospechaba que tenía merecido.

Con lágrimas deshechas me miraba a tu espejo.

Deseando en mi regazo tenerte preso del deseo,

Y nos ponga alas según desvirgamos el cielo...

¡Pues quién nos dijo que esta noche haría frío!


12 junio 2022

La Red del Amor





Mi zozobra, mi mayor temor. Cual navío sin patrón, a merced estuve de las velas del amor, ese amor por ti hasta la fecha reprimido y por el cual de agonía sufrí al perder en el arduo camino mis reservas de valor. ¡Ay, amor, que en tu red me envuelvo de perdición!

22 mayo 2022

Dulce abrazo





De ciudadano del mundo devine a paria cuando lo único que pedí tú lo sabías. Y sabes que el dulce abrazo de tus manos nunca dejó de ser mi refugio en tus noches veladas, baladas que abrían de par en par un húmedo y bello camino oculto en tu asalvajada selva...

08 mayo 2022

Desojando el girasol




Sin prisas deshojo el girasol, sustituto de mi Margarita, mientras cierro los ojos y son sus labios los que anidan en mí cual nube oscura de sedientos murciélagos. ¿Y qué querían de mi delirio angustiado, si es reacción humana odiarla por tanto desdén acumulado?


16 abril 2022

Letras de sangre





Si me lo pides, hasta con letras de sangre sellaría el contrato que nos lleve al cielo. «¿Y qué es para ti el cielo, amor mío?» Tranquila que con ternura te lo digo: cuando estoy contigo se me borran las penas porque tu aroma se convierte en mi sino.

09 abril 2022

La marea del tiempo




Veo, veo... ¿A eso juegan mis ojos? El resplandor azul ven en los tuyos. Cuando son arrastrados por la marea del tiempo, creen que lo que fue, es y será es nuestro idilio surcando los sueños. ¿Sueños son, dijo el maestro? Da por supuesto que son algo mío y tuyo.

18 marzo 2022

Ciento ochenta grados






Por un momento pensé que había acabado con su vida.
.................
Esa noche, estaba hecha un basilisco. No podía creer que mi novio de toda la vida ¡estuviera con otra al mismo tiempo que salía conmigo! ¡¿Por cinco años?! ¿En serio? Ahora entiendo que saltara el contestador cada vez que llamaba al fijo; al móvil, otro tanto... ¡Estaba con esa zo...! Y no quiero seguir porque...

Indiferente al bochorno que despertaba en los ojipláticos viandantes, abrí bruscamente la puerta de mi coche y me puse a conducir como si estuviera en la fórmula uno. Al rato, oí una sirena proveniente ¿del maletero? Qué va, no iba colocada ni mucho menos, bueno sí, pero de rabia y odio profundos hacia el que desde ese momento ya era mi ex.

Una patrulla de policía:

—¡Documentación! –me espetó el agente.

Muy mono, por cierto pero no tenía la noche para juergas. Accedí a regañadientes.

—Señorita, tendrá usted que acompañarme.
—¿De qué se me acusa? Que sepa que aún no he matado a nadie...

«Bueno, al cab... de mi ex podría, pero ¿merecería la pena?»

—No se lo quiero repetir de nuevo. Haga el favor de acompañarme a comisaría. Lleva su permiso caducado desde hace dos meses. Podemos solucionar esto de forma pacífica.

—Ok, ok, sin problema...

No acabó de filiarme.
Ni corta ni perezosa, me monté a la desesperada en mi auto; al acelerador no le di tregua. Me salté dos semáforos, casi me llevaba unos cuantos empellones. La poli a la zaga. A la tercera fue la vencida: un utilitario me destrozó uno de los faros delanteros. De rebote, derrapé y, de pronto, un golpe seco.

—Madre mía, ¿está usted bien?

Mi vida daba un vuelco de ciento ochenta grados por un flechazo...

25 febrero 2022

Azarosa mariposa





«Entre una rosa y un clavel su majestad escoja», dijo un magnífico con cierta mofa. Eres de mis ojos la inocente y azarosa mariposa, que inunda sin querer de magia este vientre que es endeble Babel ¿capaz de conjugar el verbo amar y poder ser tu eterno cascabel?

11 diciembre 2021

Un adiós disfrazado de volveré

 




Cuando te vi por primera vez en aquel parque, supe de inmediato que mi corazón, si latía, era por tu mirada gris diamante. Como también supe que justo allí me verías partir.

Recuerdo aún tu gesto divertido al tiempo que dividido pues, por un lado, entendías que era mi deber incorporarme a filas para luchar por la paz, más bien por ti pero, por otro, me dijiste que a partir de mi marcha vivirías al cincuenta por ciento y bajo la convicción de que siempre mantendrías vivo el recuerdo de lo nuestro y harías todo lo posible por seguir ayudando al prójimo cuando lo necesitara, como viste que hacía yo cuando nos conocimos y ahí nuestro amor fraguó.

Solté una carcajada teñida de congoja, dado que era consciente de lo que me dejaba atrás por una guerra a la que apenas encontraba sentido.

Sin embargo, en mi mente latía la frase inequívoca residente en la boca de cualquier soldado: «Todo por la Patria». ¿Pero la Patria lo daba todo por mí?

Fue entonces cuando se te ocurrió una idea. Me tomaste de la mano, reímos, saltamos, corrimos como dos críos hasta decir basta. En ese momento de hastío te susurré al oído que quería tenerte ahí adentro aunque fuera por escasos minutos; una, dos veces, las que hicieran falta.

Antes, pusiste en bucle esa canción en el Spotify para que mientras lo hiciéramos sonara, entre otros, un inolvidable verso: «[…] Nada por lo cual matar o morir». Pero también recuerdo que te dije: No te equivoques, Oscar; morir moriría y muero por tí.

Me despedí lenta y tiernamente con un adiós disfrazado de volveré y lo mejor de todo es que tú lo sabías, porque me iba al frente cargada con la munición de tu amor.

Ya van cuarenta meses desde aquel 5 de mayo de 2008.

25 octubre 2021

Sentirte quiero






#Reto4palabras 

Respirando me dejó tu amor infiel a través de una maldita cicatriz, la misma que, cual llama del averno, carboniza el crepúsculo de mi apocado sentir. Y aun así, en ese poema que compusiste y con el que me obsequiaste al morir, sentirte quiero y quiero vivir.

19 septiembre 2021

S. O. S. al aire


¡Arrebata, por favor, de entre los escombros, la coraza a este raquítico corazón, pues ni la intuición consiguió reanimarlo desde el coma del desamor! Fue ese mi S.O.S. al aire; aquel fue mi mensaje ahogado, una botella náufraga en la profundidad del sinuoso mar.

06 septiembre 2021

Malas Influencias - La Reseña








Malas Influencias - La Reseña 







«Una vez sabes qué preguntas hacer,
los muertos hablan por los codos»,
pero...
»Las preguntas revelan mucho más de quien las hace 
que las respuestas de quien las responde».

 



Sinopsis


Un empresario asesinado. Una enigmática autora de literatura erótica y novela negra. Un secreto del pasado. Un misterioso manuscrito que nadie ha leído. Una joven aspirante a escritora sin nada que perder. Una carrera contrarreloj por la costa del Cantábrico. Punta de la Escalera, Asturias. Aquí es donde, en la antigua casa de su abuela junto al acantilado, sobrevive Miranda García. Miranda García nunca ha resuelto un asesinato en la vida real. Eso sólo ocurre en las novelas y en las películas de sobremesa que ponen en televisión los sábados por la tarde. Miranda García tampoco ha triunfado con su primer libro. No tiene legiones de admiradores, ni un brillante futuro por delante, o una abultada cuenta corriente. Nadie ha intentado nunca matar a Miranda García. Miranda García, por mucho que le pese, no es alguien especial. Sin embargo, una llamada a medianoche está a punto de terminar con todo esto. Punta de la Escalera, Asturias. Aquí es donde, en una solitaria casa junto al acantilado, vive Miranda Grey. Aquí es donde da comienzo «Malas Influencias».

Durante el verano de 2018, Miranda García, una escritora aficionada que se recupera de su reciente divorcio, ve cómo su vida da un giro de 180 grados al verse envuelta en la investigación del asesinato del empresario Daniel Urtice, esposo de la enigmática autora de novela negra Norma Seller. Enfrentándose a la oposición del Inspector Torres que no está de acuerdo con que una escritora ejerza de detective amateur, Miranda no descansará hasta sacar a la luz una oscura trama de secretos, infidelidades, negocios turbios y traiciones en la que todo parece girar en torno a uno de los manuscritos de Norma Seller, y donde nada será lo que parece. La verdad solo llegará tras un frenético recorrido por el norte de España en el cual Miranda deberá poner en riesgo no solo todo aquello que ama y en lo que cree, sino algo aún más importante.
 



Introducción 


Inserto en el norte de la península ibérica, nadie sospecharía que en un paraje de vistoso verde  pudiera tener lugar un espantoso episodio no apto para gente con la sensibilidad en un más que dudoso equilibrio. La lectura de Malas influencias me ha metido de lleno en una carrera de fondo que lo era a ratos para, de pronto, dar el esprín correspondiente a una de cien metros lisos. 

El mar Cantábrico de fondo, cómplice silente perfecto de las fechorías transcurridas a lo largo de esta narración. Me parecieron el cóctel perfecto para el argumento de esta película de sábado noche a visionar a solas o en compañía. Noté, de hecho, ese ambiente congestionado de suspicacias incluso dentro de relaciones en apariencia sólidas como fortalezas rocosas. Nada más lejos de la realidad, pues no he hecho más que asistir a un juego muy bien trenzado de máscaras que Marc R. Soto ha conseguido orquestar y con suma maestría. 

Es en definitiva un thriller al más puro estilo hollywoodiense, que no te da tregua y al que poco o nada le falta, ni siquiera las dosis justas de sangre, suspense y sensualidad (digo bien, pese a que no lo parezca) como buena novela negra que se precie. 

Perderse por la ruta propuesta para aderezar un escenario como este, requiere de veras armarse de una mente lo suficientemente fría a fin de no sucumbir ante las sorpresas que acechan en la sombra de cierta buhardilla... 



Los agentes implicados

¿Por qué no? Voy a empezar justo por esa 'buhardilla', en concreto por su esquiva y recelosa dueña: Norma Segura, alias Norma Seller. Me sugirió ser un personaje con mucho juego y que aparecía cuando y donde tenía que aparecer. O mejor hablar en plural de ella ya que mientras una, a mi juicio, representa la inocencia infantil que lo explorá todo sin reparos, la otra (Seller) viene a ser el desengaño, el encontronazo con una realidad que no era tan de color de rosa. En parte, me he identificado con ella porque, no en esa situación exactamenre, pero sí en otras simares me he visto envuelta y desde luego que hasta he llegado a entender la razón de muchos de sus actos posteriores "al descubrimiento de ciertos asuntos".

Por otro lado y sin alejarnos tanto de ese 'espacio tan íntimo', está digamos su amiga del alma (por no tildarla de "siamesa"), ya que cual lapa ella siempre estaba a su lado, como si fuera su mismísima sombra pero ya despegada del suelo. Hablo de Carmen. Para mí es una mujer que quizá haya pasado por algún proceso de estigmatización o incluso acoso sistemático en su juventud; no lo pudo superar y se lo trajo consigo a su edad más adulta. Concluí que toda su realidad se basaba en una secuencia de proyecciones partiendo de la afirmación que a mi parecer la delata: «Y cuando poco después ella estuvo a punto de perderlo todo, yo estuve a su lado.» Es aquí donde entraría el juego de proyecciones en el sentido de que la propia Carmen, puede que en su pasado también lo perdiera todo y ahora vuelca ese apoyo del que no gozó pero de forma enfermiza y obsesiva hacia su ídolo: Norma. ¿En cierto modo sería un poco víctima también? 

Dando bandazos, y es literal si seguimos la estela de la narración, tenemos a Miranda García, alias Miranda Grey. No al nivel de Carmen, por supuesto, pero sí que en Norma encuentra su referente literario, un espejo en el cual mirarse y tomar ejemplo en sus "primeros pasos" dentro del gremio. Sin embargo y gracias a su personalidad impetuosa, consigue dar pasos de gigante no solo en el plano "profesional". Empaticé con ella porque también soy un poco así, con esa curiosidad innata que en más de una ocasión nos pone en algún que otro aprieto. Pero aquí, como «nada es lo que parece», como un huevo, bajo todo ese atrezo aguerrido se camufla su parte más sensible.

Y no, no he marginado al sector masculino de esta trama; no tienen ningún desperdicio tampoco:

Empecemos por Ricardo Alcázar, alias 'el ex' de Miranda. Para mí, un tipo formal que se comporta acorde con su cargo de comisario, además de ser un hater declarado de la Seller. Pero, como todo se contagia, también tiene su "clara" al igual que su 'Mir', hecho que me convenció de que seguía siendo humano. Sin embargo, y aunque a regañadientes como buen cascarrabias, hizo lo que tenía que hacer: otorgar un salvoconducto a partir del cual nos desenreda la madeja. 

¿Nos vamos al lejano oeste? Porque al parecer un «vaquero» anda suelto por Santander. Hablo del inspector Alejandro Torres, alias Álex quien al principio, con las suspicacias propias de un policía de raza, acabó confiando en la voz de su instinto y de las evidencias que contaban a gritos sordos la verdad. ¿O mejor dicho, verdades? Me alegró su desapego final con el pasado... Y ahí lo dejo. 

Parece que esto va de tres en tres. Me falta el bueno de Jesús,  que lo mismo que tiene de "agente literario" lo tiene de oportunista. Pero existe algo que pone cada pieza en su sitio cuando llega el momento: el karma. Sin embargo, me gustó de él su manera de cambiar de enfoque las circunstancias acaecidas y los sabios consejos que indirectamente también me daba a mí. 



La Estructura

La novela de Soto se divide en tres partes bien definidas, como de tres actos se compone una obra teatral. Y digo bien, puesto que cada personaje interpreta a la perfección sus roles teatrales. En efecto, como «las apariencias engañan», en cada parte los distintos personajes van descubriéndonos su otra cara (u otras) cual caleidoscopio. Por tanto me parece muy acertada, en mi opinión y gracias a ello se ha mantenido el suspense hasta el final. Con lo cual, anticiparse aquí es inútil y eso juega a favor del autor. 



El Autor

Tuve la suerte y oportunidad de entablar conversación en redes sociales con Marc R. Soto. Natural de Santander, me pareció una persona con gran sentido del humor y que al mismo tiempo «es una tumba». Digo esto porque aún recuerdo que le comenté algo así como que no iba muy desencaminada respecto a la autoría del crimen y directamente me ha dejado boquiabierta. Lo que sí me atrevo a confesar es que es un autor del que puedes lograr tener  nociones acerca de cómo escribir novela negra porque, insisto, ha demostrado ser todo un maestro. Tener, no tengo peros, sí laureles y «Buenas intenciones» de mi lado. 



Mi Fallo 

¿Y qué hay de la víctima? ¿O debería expresarme en plural? Juzguen ustedes mismos tras la lectura de la Novela, pero pongo el foco en la versión oficial, en Daniel Urtice quien, como muñeca rusa, me pareció rivalizar con el mismísimo Copperfield, "azafata" mediante.

Recomendación: cuidado con tus círculos, no vayan a ser Malas Influencias

30 junio 2021

#EstrellasDeTinta - Reto junio 2021



Este relato y microrrelato se engloban en el reto de escritura creativa #EstrellasDeTinta creado por Katty COOL. Las normas son estas para poder participar y así entender la dinámica.

AVISO: Hay contenido sensible (TW) solo en el relato



Indicios

 

 

 

Relato:



Teníamos todas las esperanzas de encontrarlas junto a la embarcación. Sin embargo, hemos podido rescatar sus efectos personales: una mochila negra que presumiblemente pertenezca a una de las desaparecidas y un cuaderno en blanco salvo por la primera página. Usted fue la última persona que las vio con vida, lo que no implica que tengamos que lamentar pérdidas humanas puesto que no se han hallado indicios de violencia o restos de sangre… Dígame entonces ¿cómo diría que era la relación entre las susodichas?

—Mire señor agente… no sé qué es lo que está insinuando pero ya le digo de primera mano que son un encanto de criaturas. Es más, si así lo desea, le puedo dar el nombre del restaurante en el que me invitaron a comer…

—Entiendo, doña… ¿Sofía me dijo que se llamaba?

—Ese es mi nombre. Le doy mi DNI y lo comprueba.

—Me fío de su palabra, no es necesario. Pero retomando la investigación…

—Se estaban conociendo. De hecho, una era natural de Málaga, Ángeles se llama pero el apellido es italiano… ¿cómo era? ¡Ah, sí, Pausini, como la cantante! Le venía de su abuelo que se afincó en tierra andaluza. Nos lo contó mientras comíamos en el Café Tucán, que fuimos en un coche alquilado por ambas.

—Sí… a unos diecisiete kilómetros de aquí. Lo conozco. Alguna que otra vez he llevado a mi mujer a cenar allí. Hablaremos con el dueño del local para continuar con nuestras pesquisas y contrastar versiones. Y cuénteme, me dijo que se hospedaban en aquella casa rural que está al final del camino. ¿Conoce por algún casual por cuánto tiempo?

—Durante la comida, María dijo que había contratado un tour de una semana para visitar Rumoroso y así Ángeles podría tener la oportunidad de conocer la localidad mientras pasaban ese tiempo juntas. Y hablaron de que terminarían la experiencia con una ruta en barca por el Pozo… Cuando salimos del Café, nos dimos los teléfonos. Y yo llamé y llamé pero o estaba apagado uno o saltaba el contestador en el otro. No sabía qué hacer.

—Ya. Por tanto diría que su relación era más que cordial… ¿La tal María era de por aquí?

—Por supuesto, señor agente. Ya le digo que María la quiso sorprender y lo consiguió. Las veía muy ilusionadas. Hacen muy buena pareja a juzgar por cómo se miraban.

—Entiendo. Tomo nota de los mismos y procederemos a rastrearlos. ¿Y todo eso cuándo ocurrió exactamente?

 

Aquel viernes 6 de enero fue la última vez que doña Sofía tuvo contacto con las desaparecidas, tal y como le aseguró a Joaquín Cobo, inspector a cargo de la investigación. Junto con la brigada asignada, decidió desandar el camino recorrido por la pareja y ello incluía entrevistarse con el dueño de la casa rural a fin de arrojar más luz sobre el asunto.

El domingo 8 de enero no pareció dar tregua. Los avances meteorológicos no eran muy halagüeños; continuaban las perturbaciones cual si fueran teloneras contratadas específicamente para que precedieran a la estrella del espectáculo: la tormenta. La función prometía, pues hizo acto de presencia entre tamborrada plomiza y destellos de fuegos artificiales esporádicos y por distintas localizaciones en el cielo. Tal era la actitud inclemente del tiempo que toda suerte de animales autóctonos corrían raudos en busca de refugio que les diera cobijo. Y quien dice animales, dice también personas, en especial:

—¡Corre, Ángeles! ¡No te sueltes de mi mano! Que ya casi estamos.

—¡No lo haré, María! ¡Menos mal que al final no nos subimos a esa barca por recomendación del monitor! ¡Ahora la tormenta arrecia y si no llegamos lo antes posible a la guarida que tú dices, terminaremos hechas una sopa!

Y en efecto, llovía a mares y encima soplaba una ventisca enfurecida enviada desde el noroeste. Sorteando hierbas y matojos, oyeron de nuevo otro rugido del tiempo, el cual se dilataba, haciéndose todavía más denso y desquiciante, hasta tal punto que ninguna de las integrantes de la incipiente pareja estaba siendo consciente de si tocaban el suelo o directamente levitaban o, incluso, si volaban como ángeles. ¿Cómo ángeles? ¿Es que acaso lo eran y experimentaban una ilusión de vida como extensión de la terrenal? Ni mucho menos. Tan solo se sentían sobrecogidas por la situación, pero… ¡ahí estaba!

El gran sentido de orientación de María, quien era buena conocedora del bosque que las intentaba envolver, las guio  hacia la entrada de lo que parecía constituir una gruta excavada en la mismísima falda de una pequeña peña, por la mano inigualable y prodigiosa de la madre naturaleza. Cansadas por el sobresfuerzo realizado, se aventuraron a pernoctar en su interior a priori abrupto pero acogedor dadas las circunstancias:

—¡Ufff, menos mal que conseguimos evitar que ese pobre arce se nos viniera encima!

—Sí, Ángeles. Por los pelos. ¿Es cosa mía o nos hemos salvado por tu nombre? 

Ambas se echaron a reír, lo que propiciaba que se instaurara la relajación en sus cuerpos estresados.

María retomó la conversación:

—Es cierto. El pobre arce no pudo resistir el sablazo propinado por aquel rayo traidor; como si se la tuviese jurada. En fin. Pero no hay mal que por bien no venga: recogí los suficientes trozos de su madera y ahora tenemos material para hacer una hoguera con que entrar en calor.

—¿Viniste con un manual de supervivencia en lugar de pan bajo el brazo? Y si tan lista eres ¿me podrías decir cómo harás fuego si ninguna de las dos lleva encima un mechero? Imposible por mi parte, yo no fumo. Tú no lo sé…

—Cariño, eso no va tampoco conmigo. Aprecio demasiado mi vida y la de la naturaleza que me vio nacer, así que tranquila que por mi parte no cae esa breva.

—Y me alegro de que no fumes pero sigues sin responder a mi pregunta…

—¡Ay, mujer de poca fe! Cosa que me extraña viniendo de donde vienes, del sur. Suerte que no me dejé la mochila en aquella barca; lástima que tú sí y esa libreta de mariposas que pensaba regalarte…

—¡Oh, qué detalle por tu parte! ¡Muchas gracias, Mari! Porque puedo llamarte así, ¿verdad?

—Llámame así si gustas y ser, seré lo que tú quieras que sea…

Sus ojos emitieron un brillo como nunca antes, más intenso si cabe que los del propio rayo que atravesó aquel árbol; se miraron de un modo especial. Un rubor revoltoso anegó el rostro de la Pausini.

—¿Entonces?

—¿Entonces qué? –contestó María, juguetona.

—¿El fuego?

Hábil, la susodicha extrajo de su mochila los restos del malherido arce y los apiló casi en el centro de la oquedad, donde consideró que no había tanta concentración de humedad, montón que rodeó con unas cuantas piedras. Valiéndose de yesca y pedernal, logró arrancar unas cuantas chispas, las suficientes como para crear una pequeña hoguera.

¿Las suficientes?

—Contigo al lado me siento más protegida. Yo la verdad que no sabría desempeñarme tan diestramente como tú en entornos como este. Vivir en la capital de provincia es lo que tiene. ¿Tanto se me nota que soy esencialmente urbanita?

María se tronchó de la risa.

—Se te note o no… a mí me fascinas igual. Lo hiciste desde el momento en que vi tu foto de perfil. Me dije: a este bellezón no lo puedo dejar escapar y, aquí estamos. Ahora bien, no pienses mal, que esta tormenta para nada estaba entre mis planes como tampoco tengo mucha pinta de ser ‘Tormenta’ de los X-Men. Y… ¡oye, debes de estar empapada! ¿Te presto algo de ropa que llevo en mi mochila, ponemos la tuya a secar y te arrimas al fuego?  No quisiera que pillaras un constipado…

—Sabes qué. Tengo una idea mejor y creo que esta hoguera, que ya arde de por sí, hasta se nos quedará pequeña…

 

Al día siguiente, el inspector Cobo ya estaba cotejando las triangulaciones efectuadas por su equipo especializado. Uno de los móviles señalaba una ubicación clara. Doña Sofía, pendiente en todo momento de cualquier avance en la investigación, pidió ir con ellos en el Jeep.

—Está bien, doña Sofía. Pero con la condición de que nos deje hacer nuestro trabajo.

—Por supuesto, inspector. Me mantendré al margen. Solo quiero comprobar que están bien.

Al cabo de veinte minutos de trayecto, el arce quebrado.

—¡Oh, Dios! Que no les haya pasado nada…

—Señora…

Joaquín Cobo trataba de manejar la situación.

Al rato, la entrada a la cueva.

El haz de luz de su linterna enfocó una hoguera en sus últimas brasas y,  extasiados, tal vez embriagados por el elixir del amor, dos cuerpos dormidos, pero también desnudos y arropados por una fina manta…

Eran las ocho y media de la tarde, fría pero ya seca.



@0606Anas, mayo

Título: Indicios 

Estrellas mes: 3

Palabras: 1451

Objetivo Relato: #3

Objeto oculto 1: #18

Objeto oculto 2: #7

Extras: 
Protagonista femenina, Test de Bechdel

Comentarios: 
@kalen76, micro de mayo; @MUSAJUE, micro de mayo; @isefran relato y micro de mayo; @EricaFortuny, relato y micro de mayo; @sinciforma relato y micro de mayo; @jesusakacarton, relato y micro, mayo  


AVISO: Contenido sensible (TW): violencia, restos de sangre, desnudos







Mariposas en mi vientre





Microrrelato: 



«¿Las ves? La Gran Diosa Gamba Sagrada Cósmica que nos salvó, alza el vuelo como las mariposas en mi vientre y nos regala las Osas, juntas, como tú y yo. ¿Adivinas cuál soy?»




@0606Anas, junio

Título: Mariposas en mi vientre

Palabras: 33

Objetivo Micro: #10

Objeto oculto: #17

Estrellas: 3

Recomendación
Amores del pasado, @sinciforma, mayo

Enlace

Comentarios: Ídem relato

AVISO: No hay Contenido sensible (TW) 


05 marzo 2021

Los Amantres





Eso es, tú corre... En la vida a veces tengo que hacer cosas que no me gustan; esta es una. Pero me consuela el haber sorbido su esencia, tenerlo a él mientras te hacía mía...

22 octubre 2020

¿Dónde estás?



Lo que más me falta, me sobra 

(verso original del poema EJE DE LOS ENIGMAS, 

de José Domínguez Hoyos). 


¿Dónde estás, por qué huyes de mí 

Si, estando en tu floración plena

Y siendo tu pasión única, 

Recorrías mis calles a mil?


Lo que más me falta, me sobra. 

¿Sobra acaso ese pellizco de ti, 

Ese por el que animarse a vivir

En libertad, que es tu hermana? 


Tu hermana también me falta, 

Devorada ahora cual perdiz

Aun con título de emperatriz, 

Por la espalda, ¡fue secuestrada! 


Lo que más me falta, me sobra

Me sobra ¿sabes que? La falta

De escrúpulos, compasión por ti, 

La falta de alguien que diga sí. 


Sí a que no te priven de ella, 

Sí a que no te dejes morir

En la soledad absoluta 

De ésa, tu cárcel de marfil. 


De marfil es lo que me falta, 

Falta y  me sobra la esperanza, 

Sin embargo, de tenerte aquí 

Amor: como te fuiste, me fui. 


Me fui, ¿preguntas a dónde fui? 

A enterrar lo que más me sobra, 

Lo que me falta es hallarte a ti

Antes que la helada me cubra.